miércoles, 27 de enero de 2016

Una niña más mayor y más autónoma...

     Estas últimas semanas, se han producido cambios muy significativos: algunos de ellos, evidentes; y otros, consensuados y como resultado de distintos y objetivos puntos de vista. En resumen, podemos decir de Lera, lo que comentaba su tutora de forma general por todos sus alumnos: tras las navidades, es mucho más autónoma y más mayor...a pesar de que en cierto modo, no queremos que sea así. Autónoma e independiente, ya lo era; pero además de soltarse a hablar de forma continua, esa impresión de sentirla crecer tan rápido y de manera que casi no nos ha dado tiempo a disfrutarlo, nos aporta un sentimiento de resignación, aún a pesar de lo mucho e intensamente que lo hemos vivido. Día a día, se observan cambios en su actitud, aprendizaje y personalidad...pero parece que no queremos creerlo; y cualquier imagen pasada, está cada día más alejada de lo que hoy podemos apreciar al mirarla. Es evidente que para todos, el tiempo muestra ciertos cambios; pero en los niños, estos son constantes. 
     Al igual que ella (y posiblemente por un mismo motivo...ya que en su caso no lo ha experimentado; y nosotros no hemos podido ofrecérselo ni disfrutarlo a su lado), se nos antoja difícil renunciar a ese bebé al cual conocimos (si, ella era un bebé de dos años, a pesar de su independencia y fortaleza): esta pequeña que nos permitió conocer la dura realidad de tener que madurar antes de sentir el cariño y cuidados de unos papás o seres queridos... Triste realidad, pero que abre los ojos y muestra una necesidad ante todo, afectiva: en cada niño de distinto cariz, pero común en todos los niños institucionalizados. 
     Es por ello, que cada avance y cada obstáculo superado o paso dado; lo celebramos interiormente como un triunfo para ella. Así, cualquier ejemplo, muestra esos cambios, esa madurez y su propia superación: estos días, lejos de asustarse con algo tan habitual para los niños como son los "malvados de cuento" (como brujas, ogros, piratas o lobos...); ella lo interpreta como lo que son, simples personajes ficticios, que no la causan ningún temor. Incluso, nos causó enorme sorpresa (y por qué no decirlo, nos agradó...), escucharla gritar "Auuuuuuuuh, que llega el lobo", al entrar por la puerta del aula; seguida de una enorme carcajada, como tratando de reírse del miedo que rodean estos personajes...
     Como bien sabréis todos, existen ciertos personajes, que aunque ficticios, pueden crear problemas o dudas quizás innecesarias en nuestros pequeños: y en este caso, tampoco creemos que se deba profundizar (por su corta edad y poca comprensión en determinados términos) en otra malvada de cuento como es la "madrastra"; en esta ocasión, del cuento de Cenicienta... Bastante tiene con el significado de palabras como "Madre, Padre o Familia", (que va comprendiendo) como para tratar de conocer una más complicada como es en este caso, tratar de darle sentido a otras más difíciles de asimilar o comprender...
     Aunque los piratas, ogros, brujas o lobos, son "los malos de cuento"...también se puede mostrar que no todos tienen por qué serlo (como en este caso, la Bruja Kitty)
     Seguimos con la tarea; procurando permitir a Lera hacer sus propios descubrimientos.

sábado, 16 de enero de 2016

La magnitud de los sentimientos... Aún cuando "todo ha acabado".

     A veces, se me generan dudas acerca del verdadero significado y la magnitud de la llegada de nuestros pequeños a casa. Todo el mundo parece feliz con su presencia y rápidamente los acogen entre sus brazos y les ofrecen sus corazones... Pero, realmente alguien podrá comprender lo que representan y la importancia que podemos darle a cada detalle y cada fecha que nos unirá siempre a ellos? Me dio por pensar que, al igual que tras concluir el proceso de adopción, todos puedan pensar que ya está todo hecho (bien sabéis todos los que os embarcáis en un proceso, que eso no se corresponde en ningún caso a la realidad...); pueden pensar que todo forma parte del pasado, sin caer en el aspecto psicológico que conlleva y en que cada detalle y vivencia, nos acompañarán toda la vida, al igual que la llegada de cada fecha marcada en el calendario, en el que siempre volverán los recuerdos, comparaciones y demás... Es muy complicado recuperar la rutina a que estábamos acostumbrados: de hecho, nada vuelve a ser lo mismo (aunque esto lo sabemos desde el mismo día en que decidimos ser padres; pero más aún a través de la adopción, ya que existe una preparación total para serlo y para afrontar cualquier situación u obstáculo que se pueda presentar), pero...cuanto tarda el cuerpo en recuperarse y más teniendo en cuenta la situación actual de las adopciones internacionales? O quizás...en algún momento podrá llegar esa calma, aún creyendo que todo está en un orden y control lógico? Aún es pronto para una valoración, pero conocemos muchas familias que culminaron su proceso mucho antes; y que aún no han conseguido liberar esa tensión...quizás también influya el hecho de quererlo hacer todo tan bien y tenerlo todo bajo control total, lo que nos incite a estar siempre en alerta ante cualquier circunstancia o acontecimiento; procurando incluso anticiparnos a su llegada. Lo que está claro, que por mucho que lo intentemos, nuestros pequeños irán creciendo y aprendiendo incluso más rápido de lo que nosotros deseemos o podamos imaginar; y siempre irán un paso por delante,  sorprendiéndonos continuamente y haciéndonos emocionar en múltiples ocasiones. Y ese tremendo desgaste emocional que conlleva el camino de la adopción, también nos lleva a valorar en su justa medida cada sentimiento y la importancia de cada acontecimiento. 
     Este pensamiento, me recorría la mente tras unos días en que se acumulan recuerdos: unos muy alegres por todo lo acaecido hace un año; pero otros, también tristes por diversas circunstancias y por qué no decirlo, motivadas por unas fechas que se convirtieron en tristes (algunas de ellas nuevamente por la desilusión de algunos de nuestros compañeros de aventura), a pesar de la tremenda alegría que acompañaba esos momentos de reciente llegada a casa con Lera. Ayer hacía un año que dejábamos atrás Vladivostok...y desde entonces, no ha pasado un momento sin acordarnos y añorar cada rincón y cada persona que allí conocimos: de hecho, no creo que podamos pasar mucho tiempo sin volver. De allí, vinimos con lo más importante en la vida; pero desde aquel mismo día, sentíamos que olvidábamos o dejábamos allí unas raíces que no eran solo las de nuestra hija; ya que las nuestras también habían parecido comenzar a echar allí las suyas. Sentíamos que allí se nos quedaban aun muchas cosas por conocer, a pesar de todo lo que indagamos y tratamos de captar; para poder ofrecer una imagen limpia, así como unos motivos para comprender ciertos aspectos de aquel lugar tan peculiar y de su gente. 
     Por otro lado, y como hemos relatado en continuas ocasiones, dejamos allí gente muy querida, a quienes consideramos muy importantes en nuestra vida y fundamentalmente, en la de Lera: con quienes tenemos amistad y confianza para poder saciar y satisfacer cualquier necesidad que Lera pueda tener en el futuro,  o cualquier búsqueda de identidad que pueda tener. Esas personas, son muy queridas...y tratamos de mantener un vínculo verdadero; e intentaremos mantenerlo con el paso del tiempo, porque sabemos, por propia experiencia, que la distancia, no impide un sentimiento ni tan siquiera una cercanía continúa. Aprendimos a tener relaciones afectivas en esa distancia terrenal; y nos fue muy importante para el proceso de adopción...pero comprendimos al mismo tiempo, que esa distancia se salva con unas simples horas de vuelo más. 
     Hace un año, dejábamos atrás el lugar de nacimiento (y muchas cosas más...) de nuestra pequeña; pero al mismo tiempo, un lugar totalmente desconocido para ella, ya que nunca en su corta vida, había tenido ocasión tan siquiera de pisar sus calles o saborear y sentir ese aroma peculiar y único del aire que allí se respira, y que tantos recuerdos suscita en nuestra memoria. Volvimos con la pena de abandonarlo sin darnos tiempo a visitar con Lera esas calles por las que tanto caminamos en nuestros viajes; y que tanto amamos gracias en buena parte a ella. Lo único que tuvo tiempo de ver, fue la terminal del aeropuerto...y por ello también, se nos antojaba necesario, a pesar del tremendo cansancio, visitar con ella la Plaza Roja de Moscú tras nuestra llegada y fugaz parada allí. Fueron unos días de locura; en los que se portó de forma magnífica a pesar de la dificultad de tantos cambios y largos y cansados viajes. Por ello, tenemos que saldar cuanto antes esa deuda contraída con ella y con nosotros mismos; para poder disfrutar, ahora sí, de aquel lugar junto a ella: con calma, tranquilidad y absoluta paz... 

     Como anteriormente comentaba, también durante estos días, los recuerdos nos suscitan tristeza: porque en aquel momento en que nos disponíamos a viajar a casa, no sabíamos ni podíamos imaginar, que esa vuelta a Vladivostok tan deseada ya entonces; no podríamos compartirla junto a Iván, nuestro gran amigo y maravilloso y dedicado protector de los pequeños...aquel "Ángel de nuestros días", que nos marcó para siempre. Así pues, existe una gran espina clavada en nuestro corazón, por no haber tenido ocasión de despedirnos de él: nos habría gustado poderlo hacer entonces hasta nuestro regreso, pero una maldita enfermedad nos lo impedirá hacer de cualquier manera. Esa es otra de las citas ineludibles; y que no nos permitirá estar tranquilos hasta poder visitarlo donde quiera que esté, para acompañarlo y sentirlo aún más cerca de lo que siempre ha estado y está.
     Otros objetivos, serán ciertas direcciones que estamos deseosos de visitar; pero también aquel centro en la cercana localidad de Romanovka, donde nuestra querida Alicia, acomete su labor social con tremendo interés, dedicación y generosidad. 
     Muchos planes pues, nos permiten soñar con nuestro regreso a Vladivostok; aunque de algún modo, se está convirtiendo ya en el lugar más visitado fuera de nuestras fronteras.
     Y aunque en numerosos momentos creamos que quienes nos rodean, no comprenderán en su extensión nuestros pensamientos; estoy absolutamente seguro, que todos quienes compartís este y otros blogs relacionados, sí podréis hacerlo.

     Para despedirme hoy; lo hago recordando  nuestra llegada a casa hace exactamente un año...y precisamente a esta misma hora que hoy escribo. Nunca podremos olvidar aquella llegada a Barajas, rodeados de pensamientos y emociones que ya sí sentíamos reales. Desde el inicio del proceso, hubo unas palabras que teníamos muy presentes: "hasta que no lleguéis a casa con vuestr@ hij@ de la mano, no deis nunca nada por hecho...porque hasta ese mismo momento, no podréis ni creerlo ni tenerlo seguro". Y esas palabras, nos permitían por primera vez, creer que el sueño no era tal, sino que era una realidad: y al fin, podíamos relajarnos junto a nuestros seres queridos; muchos de ellos presentes a nuestra llegada...y junto a todos aquellos que nos acompañaron y sufrieron a nuestro lado cada paso de nuestra historia de amor y encuentro. 
     Un día, me comentó un buen amigo, que al llegar al aeropuerto (tras un mes en Rusia) y ver a los miembros de la Guardia Civil, le dieron ganas de darlos un abrazo, por lo feliz que estaba de llegar a casa y sentir que todo había acabado de manera satisfactoria... Y aquel 16 de enero del pasado 2015; ese mismo sentimiento lo teníamos nosotros, deseosos de gritar a los cuatro vientos que al fin, habíamos conseguido llegar a casa con nuestra hija Lera... Eso mismo, es lo que deseamos para todos quienes continúan su camino: porque ese día, gritaremos con todos ellos como ahora lo hacemos; y aunque en la distancia, muchos no puedan vernos u oírnos...seremos muchos (posiblemente todos los que un día lo vivimos) quienes estaremos al lado de todos aquellos que vuelvan a casa; porque sabemos que se trata de un sentimiento único e irrepetible. 

     Aunque ahora sufras...llegará también tu momento: mucho ánimo...

jueves, 14 de enero de 2016

Un año juntos...

     El comienzo de una nueva jornada: ayer, despertábamos a la hora del mágico atardecer de Vladivostok... 
     En ese amanecer, un especial hormigueo recorría ya el estómago, anunciando la llegada de una fecha marcada para siempre: el 13 de enero, se cumple (y me tengo que frotar los ojos para creerlo) un año de la recogida de Lera... Un año ya, de aquel maravilloso día en que nos despedíamos y dejábamos atrás (con grato recuerdo...) la casa cuna de Zavodskoy; comenzando una nueva vida y unidos en familia para siempre.

    Ha sido un año cargado de emociones, sorpresas, primeras veces...que han conseguido en el terreno familiar y personal, y a pesar de las dificultades que siempre surgen, mostrarnos el aspecto más gratificante de la paternidad. Nuestra opinión particular, en este caso coincide con una más objetiva, la de quienes nos rodean y observan el día a día de nuestra hija: profesores, amigos, familiares... Y esta indica, que Lera es Feliz. Esto, no es más que el comienzo de nuestra vida en común, ya que cada día, vamos adquiriendo algún conocimiento que nos puede ayudar en el aprendizaje y educación de nuestra pequeña; y si es posible, para servir de ayuda a los demás. Es únicamente el inicio, pero echando la vista atrás, y aunque parezca haber volado el tiempo, observamos los evidentes cambios experimentados y la cantidad de vivencias obtenidas, tanto por Lera como por nosotros. También, aún pareciendo increíble, comprobamos que toda esa cantidad de información, va asimilándola de forma natural y sin aparente esfuerzo: y posiblemente sea debido al interés y curiosidad con que aborda cada situación y cada cometido...
    No puedo ocultar, la emoción que nos produce hablar de la tierra de origen de nuestra hija: que la cobijó y cuidó el tiempo necesario hasta nuestro encuentro. Quizás muchos no podrán albergar ese sentimiento; pero muchas veces he expresado nuestra vivencia, reflejando el trato dispensado a los menores, a pesar de los escasos medios de que quizás dispongan: nosotros, sentimos el cariño (dentro de lo posible) que dispensaban algunas trabajadoras (doctoras y cuidadoras) hacia los pequeños; y observamos y compartimos lágrimas con las cuidadoras...e incluso accedieron y se abrieron a nuestros sentimientos, demostrando que a veces, las apariencias engañan, y no todos son como grandes témpanos de hielo. En nuestra estancia, la curiosidad y el interés, nos permitió conocer una sociedad distinta y logramos comprender su forma de ser y lo que se esconde bajo esa frialdad que aparentan...pero que en muchos casos, conseguimos derretir. Es una sociedad distante, pero que alberga unos sentimientos y calidez similar a la nuestra; aunque distanciada por esa alegría y cercanía que sí nos caracteriza y que tanto exteriorizamos (quizás en exceso en muchas ocasiones) los españoles. Muchos son los motivos para no mostrar confianza o apertura a los demás; pero va en muchos factores como la cultura, la necesidad o incluso la religión y la visión que siempre se ha dado de ellas.
    Hoy, no puedo ni quiero olvidar...:
     -A aquellos pequeños que allí quedaron, a quienes deseamos muy pronto (si no ya...), estén disfrutando en el seno de "su" familia.
     -Aquel maravilloso lugar que nos dio lo más hermoso que la vida podía ofrecernos: y no sólo es un lugar concreto, sino todos aquellos lugares que atraparon primero nuestro corazón y después nuestra alma... Ese lugar al que llamamos Vladivostok, pero que también se llama Zavodskoy, Artiom y todos aquellos otros por donde transcurrieron nuestros viajes y recorrieron nuestros pasos y nuestros sueños... Ese lugar, al que no pasa día sin recordar y añorar, y del cual estamos locamente enamorados.
     -Todas y cada una de las personas que hicieron posible estar compartiendo nuestra vida con Lera... Personal de las casas cuna (si, en plural, porque también de la casa cuna donde conocimos al pequeño, nuestro pequeño Denis, aprendimos mucho acerca de la vida y del amor...y estamos muy agradecidos), que tanto y tan bien cuidaron de nuestra pequeña (y confiamos que sigan haciéndolo al menos así de bien con los demás) hasta nuestra partida; nuestra traductora y buena amiga Katia, que junto a sus amigos, hicieron mucho más amena la estancia... A la familia de representantes, Iván y Lyuba, que con tanto amor y dedicación, propiciaron y posibilitaron nuestro encuentro y unión para siempre, así como antes y después lo hicieron con muchos otros... En definitiva, haciéndolo extensible a todos aquellos con quienes coincidimos durante el proceso y aportaron su granito de arena para ver este sueño convertido en realidad. 
     -A todas esas familias que hemos ido conociendo y a quienes nos une un gran vínculo y un mundo lleno de sueños y deseos alrededor de unos pequeños únicos, a quienes hemos ido y seguiremos poniendo rostro en el futuro...

     -Y a todos aquellos que siguen esperando... Porque esto no hizo más que comenzar: nunca olvidaremos que siempre habrá personas dispuestas a seguir buscando a unos pequeños que a pesar de nacer muy lejos de casa, también los aguardan... Porque a pesar de no quererlo reconocer las autoridades (tapar el problema no es solucionarlo), desgraciadamente hay millones de niños por todo el mundo, que necesitan (y no como opción) encontrarlas. Nunca habrá niños no deseados, sino familias que no se encuentran... Nunca hay que rendirse; porque aunque el camino es duro y hay que ser muy fuerte, no existe mejor motivo para continuarlo ni mejor proyecto, que poder dar alegría a un corazón triste, pero al mismo tiempo, deseoso de vivir.

viernes, 8 de enero de 2016

Sus primeros Reyes Magos...

     Ha sido un inicio de año muy positivo; compartiendo tiempo y momentos irrepetibles: entre ellos, destaca la Cabalgata de los Reyes Magos, rodeada de la ilusión recuperada de nuestra infancia, que nos devolvía el hecho de ver a Lera emocionada y expectante ante algo desconocido, pero esperado y deseado por ella... Echando la vista atrás, hacía si mal no recuerdo, cerca de treinta años que no presenciaba una Cabalgata de Reyes (tampoco tengo muchos más, eh?), pero tampoco pensé que podría recuperar la ilusión de aquellas primeras veces: y todo, por sentir la felicidad y alegría reflejados en el rostro y actos de Lera. Benditos Reyes y benditas navidades que han cargado nuestros corazones de buenos y nobles sentimientos en múltiples ocasiones, gracias al gozo y disfrute de nuestra hija. 
     Sin duda, la llegada de los Reyes Magos de Oriente (independientemente de los regalos, que no llamaron tanto su atención), fue mucho mejor de lo imaginado, puesto que Lera fue capaz de atar muchos cabos y relacionar con otros momentos y fiestas vividas durante las navidades, pero también durante nuestra estancia del pasado año en Vladivostok. 
     Un momento cargado de pasión, fue el paso de las carrozas que portaban a los Reyes, observando a Lera lanzar besos y gritar a esos personajes que tan pronto le llegaron al corazón... Qué sensación de alivio pudimos notar al ver cómo acepta cada descubrimiento y cómo lo celebra; como si no existiese algo más increíble esperándola... 
     Han sido días de continuas sorpresas; y sobre todo, por el desparpajo que va demostrando la peque con su graciosa (e incesante) forma de hablar... Y también por el interés que muestra en lo relacionado con su lugar de origen.

     Tras estas jornadas de fiesta, llegaba el momento de la vuelta al cole; y hoy, comenzaba con enorme alegría, una nueva etapa... Comienza el segundo trimestre!!
     Como homenaje y recuerdo a nuestros seres queridos en la lejana Vladivostok, así como de todos quienes la estén celebrando estos días... Feliz Navidad!!! Ya que en la Federación Rusa, se inicia el 7 de Enero, tras la Nochebuena ortodoxa. С Рождеством!!!


viernes, 1 de enero de 2016

Una Nochevieja distinta, tras un año cargado de descubrimientos: Feliz 2016!!! С Новым годом!!!

     Concluye un año 2015 cargado de sensaciones y descubrimientos... Durante este año que finaliza, hubo maravillosos momentos, pero también llegaron las habituales tristezas. Eso sí, como siempre, tras una noticia triste, nos encomendábamos a la Esperanza. Sin duda, ha sido un año intenso, donde ante todo, destaca nuestra hija Lera: esta pequeña que dio brillo a nuestros ojos y alegría a nuestros corazones. Anoche, durante la cena de Nochevieja, respirábamos cierta calma, pero sobre todo, la Paz que nos transmite estar junto a ella...muy lejos (y no sólo en la distancia...) de aquella extraña sensación que nos invadía esa misma noche hace justo un año: entonces, afrontábamos en la soledad del hotel, la llegada de un año en el que por fin, podríamos desempeñar la tarea más deseada por nosotros...la de ser padres. Un año después, y observando a Lera mientras engullíamos las uvas al son de las campanas de la Puerta del Sol, se nos llenaba la mente de recuerdos y sentimientos: nos miraba con sorpresa, pero con intensa emoción...sabía que algo ocurría, y esa sensación, le parecía placentera: era una noche especial...y la llegada de Ded Moroz (el Papá Noel ruso...), la permitía estar expectante ante un nuevo amanecer. Nuestro corazón, en ese mismo instante, bombeaba sangre a mayor velocidad de lo habitual...porque inevitablemente, sentíamos gozo pudiendo compartir un momento siempre soñado; aunque recordando a aquellos seres queridos ausentes, que de algún modo nos hacía sentir la necesidad de una cena íntima y relajada en casa. La protagonista, era sin ningún tipo de dudas, Lera: todo se centraba en sus reacciones, aunque la cabeza, también estaba puesta en otro lugar donde horas antes, al igual que nosotros el pasado año, ya habían entrado en este nuevo año. 
     El momento cumbre de la noche, era la presencia de nuestra hija y su reacción tras las campanadas que daban la bienvenida al nuevo año: y allí estaba, con los ojos abiertos como platos; mirando atónita la televisión, y esperando fuegos artificiales!! Jijiji... 
     Hoy, recordamos aquella cena de Nochevieja en Vladivostok; con escasas viandas, pero tremendo deseo e ilusión por la llegada de una nueva jornada en la que disfrutar de la compañía de nuestra hija...
     El único detalle que sigue punzando mi corazón, es el hecho de que su abuelito, no pudiera al menos ver una fotografía suya; porque con lo ilusionado que estaba por la posible llegada a casa de su niet@, no tuvo oportunidad de ver su rostro... Aunque seguimos confiando en que de algún modo, esté disfrutando con su presencia a nuestro lado. 
     Fue también muy grato el despertar de este nuevo año; donde Lera pudo abrir, acorde a la tradición rusa, esos regalos traidos por Ded Moroz...

     Feliz Año 2016 a todos... Que Ded Moroz se haya acordado de todos los pequeños y no sólo de los que ya están con sus familias: que el nuevo año llegue cargado de Felicidad, Salud y Amor...y por supuesto, de muchas familias ampliadas y unidas gracias a la adopción.