Anoche, observé estrellas fugaces; no comentaré lo que deseé...lo primero que me vino a la cabeza: porque es más que evidente. Creo que pronto, habrá buenas noticias, porque eso me transmitieron esas estrellas...ese mismo pensamiento que me evocaban las cigüeñas sobrevolando nuestra casa justo antes de la asignación de nuestro hijo; justo antes de ver su rostro por primera vez..."todo va a ir bien".
No debo conocer el verdadero significado de la frase, "sangre de tu sangre"; porque lo que sé y estoy absolutamente convencido, es que sufriré cuando nuestro hijo enferme, y que sentiré sus heridas, incluso más que él... Que cuidaremos de él, más que de nosotros mismos. Y eso, será para mí, mucho más importante que cualquier definición.
No podría ser de otra manera; porque no hago más que pensar, que a pesar de todo éste sufrimiento, de éste camino plagado de espinas y angustia; éste sentimiento, éste amor incondicional por un niño nacido en la distancia..., es la historia de amor más bonita a la que nadie se puede enfrentar en la vida: ese amor y esa lucha en la distancia por alguien que es tu hijo, a pesar de apenas haber tenido tiempo para sentirlo...
Éste, es el camino más hermoso para encontrar la felicidad...
Durante muchos instantes, ésta semana pasada, me preguntaba cómo podía sonreír aún; cómo podía atender a mis clientes como si nada ocurriese...a pesar de la tristeza y el cansancio extremo que sentía después de tantos días de insomnio, ansiedad y angustia...tras pasar unos días, totalmente exhausto. Pues bien: hoy, el maestro Paulo Coelho, me ha iluminado, me ha sacado de dudas como tantas otras veces...
Si se pudiera medir el cansancio que siento ya éstos días...sería proporcional al Amor que lo provoca: al Amor por nuestro hijo...Te queremos, Fernando Denis...
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