jueves, 14 de enero de 2016

Un año juntos...

     El comienzo de una nueva jornada: ayer, despertábamos a la hora del mágico atardecer de Vladivostok... 
     En ese amanecer, un especial hormigueo recorría ya el estómago, anunciando la llegada de una fecha marcada para siempre: el 13 de enero, se cumple (y me tengo que frotar los ojos para creerlo) un año de la recogida de Lera... Un año ya, de aquel maravilloso día en que nos despedíamos y dejábamos atrás (con grato recuerdo...) la casa cuna de Zavodskoy; comenzando una nueva vida y unidos en familia para siempre.

    Ha sido un año cargado de emociones, sorpresas, primeras veces...que han conseguido en el terreno familiar y personal, y a pesar de las dificultades que siempre surgen, mostrarnos el aspecto más gratificante de la paternidad. Nuestra opinión particular, en este caso coincide con una más objetiva, la de quienes nos rodean y observan el día a día de nuestra hija: profesores, amigos, familiares... Y esta indica, que Lera es Feliz. Esto, no es más que el comienzo de nuestra vida en común, ya que cada día, vamos adquiriendo algún conocimiento que nos puede ayudar en el aprendizaje y educación de nuestra pequeña; y si es posible, para servir de ayuda a los demás. Es únicamente el inicio, pero echando la vista atrás, y aunque parezca haber volado el tiempo, observamos los evidentes cambios experimentados y la cantidad de vivencias obtenidas, tanto por Lera como por nosotros. También, aún pareciendo increíble, comprobamos que toda esa cantidad de información, va asimilándola de forma natural y sin aparente esfuerzo: y posiblemente sea debido al interés y curiosidad con que aborda cada situación y cada cometido...
    No puedo ocultar, la emoción que nos produce hablar de la tierra de origen de nuestra hija: que la cobijó y cuidó el tiempo necesario hasta nuestro encuentro. Quizás muchos no podrán albergar ese sentimiento; pero muchas veces he expresado nuestra vivencia, reflejando el trato dispensado a los menores, a pesar de los escasos medios de que quizás dispongan: nosotros, sentimos el cariño (dentro de lo posible) que dispensaban algunas trabajadoras (doctoras y cuidadoras) hacia los pequeños; y observamos y compartimos lágrimas con las cuidadoras...e incluso accedieron y se abrieron a nuestros sentimientos, demostrando que a veces, las apariencias engañan, y no todos son como grandes témpanos de hielo. En nuestra estancia, la curiosidad y el interés, nos permitió conocer una sociedad distinta y logramos comprender su forma de ser y lo que se esconde bajo esa frialdad que aparentan...pero que en muchos casos, conseguimos derretir. Es una sociedad distante, pero que alberga unos sentimientos y calidez similar a la nuestra; aunque distanciada por esa alegría y cercanía que sí nos caracteriza y que tanto exteriorizamos (quizás en exceso en muchas ocasiones) los españoles. Muchos son los motivos para no mostrar confianza o apertura a los demás; pero va en muchos factores como la cultura, la necesidad o incluso la religión y la visión que siempre se ha dado de ellas.
    Hoy, no puedo ni quiero olvidar...:
     -A aquellos pequeños que allí quedaron, a quienes deseamos muy pronto (si no ya...), estén disfrutando en el seno de "su" familia.
     -Aquel maravilloso lugar que nos dio lo más hermoso que la vida podía ofrecernos: y no sólo es un lugar concreto, sino todos aquellos lugares que atraparon primero nuestro corazón y después nuestra alma... Ese lugar al que llamamos Vladivostok, pero que también se llama Zavodskoy, Artiom y todos aquellos otros por donde transcurrieron nuestros viajes y recorrieron nuestros pasos y nuestros sueños... Ese lugar, al que no pasa día sin recordar y añorar, y del cual estamos locamente enamorados.
     -Todas y cada una de las personas que hicieron posible estar compartiendo nuestra vida con Lera... Personal de las casas cuna (si, en plural, porque también de la casa cuna donde conocimos al pequeño, nuestro pequeño Denis, aprendimos mucho acerca de la vida y del amor...y estamos muy agradecidos), que tanto y tan bien cuidaron de nuestra pequeña (y confiamos que sigan haciéndolo al menos así de bien con los demás) hasta nuestra partida; nuestra traductora y buena amiga Katia, que junto a sus amigos, hicieron mucho más amena la estancia... A la familia de representantes, Iván y Lyuba, que con tanto amor y dedicación, propiciaron y posibilitaron nuestro encuentro y unión para siempre, así como antes y después lo hicieron con muchos otros... En definitiva, haciéndolo extensible a todos aquellos con quienes coincidimos durante el proceso y aportaron su granito de arena para ver este sueño convertido en realidad. 
     -A todas esas familias que hemos ido conociendo y a quienes nos une un gran vínculo y un mundo lleno de sueños y deseos alrededor de unos pequeños únicos, a quienes hemos ido y seguiremos poniendo rostro en el futuro...

     -Y a todos aquellos que siguen esperando... Porque esto no hizo más que comenzar: nunca olvidaremos que siempre habrá personas dispuestas a seguir buscando a unos pequeños que a pesar de nacer muy lejos de casa, también los aguardan... Porque a pesar de no quererlo reconocer las autoridades (tapar el problema no es solucionarlo), desgraciadamente hay millones de niños por todo el mundo, que necesitan (y no como opción) encontrarlas. Nunca habrá niños no deseados, sino familias que no se encuentran... Nunca hay que rendirse; porque aunque el camino es duro y hay que ser muy fuerte, no existe mejor motivo para continuarlo ni mejor proyecto, que poder dar alegría a un corazón triste, pero al mismo tiempo, deseoso de vivir.

2 comentarios:

  1. ¡¡Felicidades familia!!
    Parece que fue ayer, y, aunque seáis muy conscientes de que no es verdad, seguramente vosotros tenéis la impresión que Lera ha estado con vosotros siempre.

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  2. Eso mismo nos pasa a nosotros. Nuestra niña lleva 7 meses y sin embargo no creo haber estado sin ella nunca. Para mi siempre ha estado con nosotros. Es un sentimiento increíble.

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