Hoy, tengo un terrible sentimiento, mezcla entre alegría y nostalgia: hoy, nos visitaron unos clientes rusos en el restaurante, y al preguntarles de que región procedían, me indicaron San Petersburgo... pero, casualmente la madre de ella, natural de la lejana Vladivostok. Por supuesto, no pude por menos que mostrarles el antebrazo que desde hace unos meses luce tal nombre en cirílico...lo que provocó tremenda emoción en ellos: no pude resistir la tentación, contándoles el motivo de mi curiosidad y por supuesto, el de portar con tanto orgullo y determinación, el nombre del lugar que vio nacer, tan lejos de su familia, a nuestra hija Lera.
Les sorprendió gratamente, pero con la misma seguridad, despertó en mí la nostalgia hacia un lugar que es y siempre será para nuestra familia, el origen no sólo de Lera, sino el de donde se hicieron realidad nuestros sueños y dio inicio nuestra vida juntos...unidos en familia para siempre.
Мы Тебя Любим, Владивосток!!!
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