Toda la vida se pasa uno sufriendo y trabajando, para intentar vivir un poquito mejor a pesar de, por ello, disfrutar de menos tiempo. Pero ese escaso tiempo, se trata que sea lo más feliz posible y que se puedan cumplir sueños ó disfrutar de placeres personales como puede ser un viaje ó la última tecnología.
Pues bien; llega un día, que cada uno tiene su estilo de vida, sus caprichos y necesidades, pero también, uno de esos días, te das cuenta de qué es lo que realmente tienes ó cual puede ser tu legado. Puedes haber tenido más ó menos suerte, y conseguido a base de esfuerzo y sacrificio, algo que siempre soñaste tener para que tu descendencia pudiera disfrutar en el presente y el futuro; pero te das cuenta, que esa descendencia no llega. Y no llega, a pesar de intentarlo durante años...y también meditas y observas que todo lo que tengas, si es material, no significa apenas nada. Aunque tengas algo, te falta lo que siempre soñaste, y lo que añora tu pareja tanto como tú. Lo que hemos esperado toda nuestra vida, no lo tenemos: y de qué nos sirve lo material, si lo que buscamos es compañía y alegría; algo que la misma naturaleza y la madurez, reclaman...un hij@. Alguien a quien dar cariño y de quien recibirlo; y que en toda nuestra vida y en la vejez, nos ayude a no estar sólos y a sentirnos útiles...alguien que a su vez, en el futuro, nos de nietos. A nosotros, a nuestra edad, creo que disfrutaremos de los hijos, como otros disfrutan ya casi de los nietos; porque será más tarde de lo habitual, pero a su vez, ésta madurez nos servirá para cuidar bien de su educación y sus necesidades, y al mismo tiempo, nos sentiremos jóvenes para acompañarles en sus descubrimientos e ilusiones.
El mayor de los tesoros y la mejor de las herencias es lo que hayas sido capaz de transmitir con tus actos y con tus decisiones...y eso debe reflejarse en los hijos. En eso, estamos en nuestro caso, muy agradecidos a nuestros padres (y madres), e intentaremos inculcárselo a nuestros hijos en el futuro: gracias a ellos, hemos forjado nuestra personalidad...y esa, es la mejor herencia.
El verdadero legado, es el que reflejan los sentimientos...el recuerdo de quienes añoran a los que ya no están. Bueno es saberlo, para tener esa motivación extra con respecto a los hijos, que algún día, estarán con nosotros...
Como dice un proverbio ruso: "morimos el día que nadie piensa en nosotros". En un ejercicio de reflexión; creo que con cada recuerdo que tengamos por cada uno de los niños en situación de abandono, conseguiremos mantener viva su esperanza e ilusión...porque habrá alguien que piense en ellos.
No es dónde estás en la vida; lo que importa es quien tienes a tu lado |
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