Siempre hemos escuchado o incluso hemos expresado el sentimiento de que nuestros hijos, nos desafían o actúan de manera incorrecta (o simplemente, distinta a la habitual) en muchas ocasiones: pero por mucho que cueste creerlo en ocasiones, he llegado a sentir que es una necesidad... Y no es que necesiten portarse mal o actuar de ese modo; sino que en la mayor parte de esas ocasiones, necesitan llamar la atención: sentirse observados e inmersos en un contexto. No parece nada extraño, sobre todo en menores que han permanecido durante algún tiempo institucionalizados, que traten de revelarse por no sentirse satisfechos o, como un adulto, intentar mostrar esa disconformidad. Estoy convencido, que muchos de estos, nuestros niños, (la mayoría, podríamos decir) no serán capaces de desarrollar un mecanismo de defensa; y por ello, muchas veces hemos escuchado o hablado de ellos, afirmando que mientras nos esperan (en las casas cuna u orfanatos) parecen "invisibles" a la sociedad...pero a buen seguro, que ellos mismos se sienten así: no sienten estímulo suficiente o no encuentran la forma o a qué aferrarse para tratar de buscar una atención que en la mayoría de casos, podrían no encontrar nunca durante el periodo en el que permanecen institucionalizados (ya que la dedicación no es individual sino más colectiva). Aun así, hay pequeños que son capaces de reclamar esa atención; y cada uno a su modo... En algunos casos, será tratando de agradar o confortar a quienes los cuidan o atienden en el día a día; y en otras ocasiones, posiblemente lo harán con un comportamiento inadecuado, aunque ello pueda conllevar algún tipo de castigo o regañina: en cualquier caso, estos menores, no pueden ser conformistas y sienten esa necesidad de permanecer "visibles" a ojos de los demás...o al menos, a ojos de "alguien". Es por ello, que en mi humilde y modesta opinión, cuando los pequeños tratan de reclamar nuestra atención, no es de forma egoísta ni negativa; sino que "necesitan" esa atención constante, que en muchos momentos, pueden no encontrar: y es evidente, que aunque en innumerables ocasiones, atraen nuestra atención debido a su buen comportamiento; cuando nos relajamos y acostumbramos a su "normal" actitud, podemos descuidar esa atención...y actuando de forma negativa, conseguirán volver a tenernos pendientes; aunque quizás con un gesto de reproche que a ellos, quizás no les importe en ese momento.
Ésta reflexión, me la hice tras observar que Lera, siempre busca esa atención; pero no únicamente con nosotros, sino en cualquiera que sea la situación. Da igual que se trate del colegio, un comercio, en casa o incluso al pasear por la calle: siempre busca la atención de cualquiera que se presente por delante o se cruce a su paso... Un saludo, una mirada; en cualquier circunstancia, busca ser visible a todos, y siempre, (salvo con quienes pasa más tiempo a solas, que evidentemente somos nosotros) siempre actuando de forma correcta y amigable: y por ello, ha pasado en tan poco tiempo como lleva en casa, a ser muy popular, capaz de atraer la atención de todos. Siempre, desde el día que la vimos por primera vez, ha sido extrovertida...y estoy completamente convencido, que allí, en la casa cuna de Savodskoy, tampoco podía permanecer impasible, pasando desapercibida a ojos de nadie: de hecho, a día de hoy, siguen recordándola (hecho que reforzamos con el envío de fotografías y contándoles cada avance y novedad que se produce); y también por esa actitud y esa constante actividad e inconformismo, desde el primer instante nos dijeron que era una niña buena...pero muy caprichosa. Ahora, también entendí el otro significado (erróneo) en esa definición de Lera: no es Caprichosa, sino que sus actos venían provocados por esa necesidad de sentirse constantemente involucrada y observada, además de sentirse atendida.
Al observar cómo se desenvuelve con sus compañeros y profesoras, se comprueba que da igual quién, todos se sienten a gusto con ella; igual da el carácter de los demás...tanto los más extrovertidos como los más introvertidos; sonríen y la saludan, deseando compartir juegos o actividades con ella.
Si no me equivoco, en el caso de Lera, interpreto buena capacidad para afrontar nuevos retos; porque no suele dedicar tiempo a quejarse, sino que busca emprender una nueva actividad tras cualquier imprevisto o adversidad: ojalá esta forma de actuar, sea una muestra y en el futuro pueda aprovechar cada hecho para superarse y aprender de él...siendo capaz de aprovechar la adversidad para fortalecerse: tejer su resiliencia, (eso sí, trataremos de hacerlo más fácil con nuestra ayuda).
Los niños, además de nuestro amor y nuestros cuidados (y también de los demás), necesitan siempre atención... Y aunque nunca he oído hablar de ello: no podría ser también una necesidad, instinto o curiosidad, de conocer e interpretar emociones o sentimientos menos conocidos (afortunadamente), como el enfado o la tristeza?... Quizás, realizarlo como acto defensivo, sirva incluso para aprender y conocer las consecuencias: podría ser así, porque al ver su reacción (tras la nuestra) al realizar un acto poco habitual o que reconocen como negativo, se dedican a observar la magnitud e incluso el gesto que deriva de esa mala acción. Pienso que cualquier interpretación, puede ser muy personal dependiendo del carácter de cada menor; pero lo que es cierto, es que nos permiten estar constantemente meditando...y con ello, obtienen esa atención que requieren, con la que comenzó esta misma reflexión.
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