sábado, 15 de abril de 2017

Una Semana Santa distinta...

     Además de seguir deleitándonos con noticias diarias desde Vladivostok; y sintiendo tan cerca a este angelito que está a punto de llegar a España junto a sus papas...:

     Esta semana, fue distinta a otras. A pesar de trabajar en Semana Santa, tratamos de aprovechar bien el tiempo y comenzamos viajando a El Barraco, donde nos agrada mucho estar (y qué de ir de Lera, que siente algo especial y muy grato para ella...semejante a la Paz o la tranquilidad...); y donde deseábamos visitar al abuelito en el cementerio. Prepararon unas flores para tener algo que ofrecerle y Lera lo colocó con sumo cariño, al tiempo que le dedicaba una tierna canción de nuestra infancia, sentada sobre el mármol. Fue un momento cargado de ternura y emoción, como siempre; pero en el que se exteriorizan sentimientos que van despertando en nuestra hija, distintos razonamientos y pensamientos. 


     Tampoco ha faltado tiempo para jugar con Lera y sentir a pesar de todo, lo mucho que necesita estar acompañada de niños... Pero no ha estado exento de nuevos sustos: cual Deja Vu, mientras Lera jugaba con su primo en el jardín de casa, (haciendo el bruto como es costumbre y no pueden evitar) cayó de bruces, rompiendo nuevamente las gafas en su ceja, lo cual le causó una nueva brecha que hubo de ser suturada nuevamente. No por habitual dejó de ser menos preocupante o dolorosa (sobre todo para nosotros), aunque evidentemente el corte producido nada tenía que ver con el último de hace escasamente un mes; pero que en ningún caso agrada... Como tampoco lo hicieron en este caso, las palabras o insinuaciones hechas por el doctor encargado de realizar la tarea: de hecho, mejor no haber estado yo presente en este caso, porque podría haber estado largo tiempo explicando lo mucho que nos duele que nuestra hija sufra algún daño y el cuidado continuo que ofrecemos para que estos daños (que parecen inevitables) no se produzcan. La excitación experimentada por nuestra hija; y su incesante actividad hacen imprevisible una caída o un tropezón...pero también el hecho de portar sus gafitas, le han generado ya algún accidente de mala fortuna. 

     Pasaremos página sobre este último incidente, aunque su rostro es un poema entre el apósito reductor de cicatrices que cubre su ceja derecha; y el nuevo que cubre parte de la izquierda... 


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