Lo que comenzaba con tremenda alegría y gratos recuerdos...concluía con una triste pérdida. Hoy, despertábamos con ilusión tras la intensa y emotiva jornada de ayer; y proseguía tras la reunión mantenida a primera hora de la mañana con la tutora de Lera (lo cual trataremos en los próximos días) ...
Pero, existía una realidad con la que convivíamos desde hace ya algunos meses. En esta ocasión, no se trataba sino de nuestro querido Makelele...nuestro compañero canino, que atravesaba una larga enfermedad que lo iba debilitando lentamente; y que irremediablemente, como así ha sido, debía dar como resultado su marcha.
Muchos, dudan del cariño y compañía que éstos dan (y recíprocamente, reciben)...pero quienes amamos a los animales, sabemos de su importancia; y por ello, los aceptamos e incorporamos a nuestras familias, como un miembro más de estas. Nuestras tristezas y nuestro dolor, lo viven como propio; y se convierten en mudos confidentes, pero con un sentido innato, que les permite hacerse presentes en los momentos adversos. En este caso, Makelele nos acompañó desde su nacimiento hace algo más de 14 años...(un año después de nuestra Boda) siendo testigo desde entonces en cada momento de tristeza (que no han sido pocos); y compartiendo con nosotros cada alegría. Ha estado presente en momentos muy difíciles...ha acompañado las lágrimas en innumerables momentos en que se convertía en ese gran y necesario amigo a quien confesar los sentimientos: habrá quienes no puedan creerlo, pero siempre pensé (por sus reacciones), que comprendía cada palabra que le dirigía...
Siempre fue un perro muy especial...cariñoso a su modo: como tantas veces le decía..."arisco"; pero con un deseo constante de caricias en sus orejitas y su lomo. Qué difícil se nos hace tu marcha, siendo conscientes del esfuerzo que has realizado para estar a nuestro lado hasta hoy mismo. Hoy, dábamos ese último paseo...de despedida aún sin tú saberlo; con dificultades para realizarlo, pero con un nudo en la garganta ante una decisión tan dura de tomar: no merecías sufrir más, a pesar de ofrecer todo tu aliento para seguir adelante. Ese último paseo, lo realizamos como siempre: juntos y sin perdernos de vista...y esperamos y deseamos que ese camino que emprendes ahora en solitario, te lleve directo a ese cielo que mereces, rodeado del cariño que siempre tuviste a nuestro lado y que a su vez, tanto nos ofreciste. Siempre serás mi chiquitín...y te querremos y recordaremos con nostalgia. Durante muchos años, esperaste a nuestro lado, en silencio, la llegada de unos hijos tan deseados; confesándote nuestro amor, así como nuestros sentimientos y sueños con respecto a ellos: y siempre estuviste presente en cada instante de esa larga espera, que dio con la llegada de Lera a nuestra (tu) familia. Siempre supimos del amor que sentiría cualquiera teniéndote a su lado...y como bien comprobaste, así fue con Lera: desde aquel maravilloso día de su llegada a casa, fuiste una constante alegría para ella...y tu marcha, le será también difícil de digerir. Fuiste un apoyo en su adaptación ya que vuestra presencia, parecía algo siempre soñado para ella: no paraba de buscaros maravillada, a través de una ventana a la cual ni tan siquiera alcanzaba... De todos modos, tampoco tenemos duda que tras unos días de ausencia, será ella misma quien con su terrible normalidad, nos pregunte si ya marchaste al cielo...aunque tampoco dudo que despertará cada día deseando ofrecerte esas pastillas que tanto necesitabas para tu salud.
Te echaremos de menos, porque fuiste nuestro compañero de viaje en esta vida desde que formamos nuestra familia; y el primer miembro que se unió a ella, nada más llegar a la vida. Recuerdo aquel primer viaje en coche a casa, recién nacido y mojando mis pantalones, al tiempo que dejando una huella imborrable para siempre en mi corazón. Desde aquel primer paseo al último, te confesé mis deseos, sueños y temores...siendo hasta hoy, mi fiel amigo. Siempre supiste del amor de tu familia y por eso hoy tu marcha deja ese tremendo vacío, no sólo en tu casa y tú jardín, sino en nuestros corazones. Las lágrimas que hoy te despedían, eran las que ganaste cada día...
Debido a tu docilidad, Lera te guiaba sin dificultad durante tus últimos recorridos; lo cual sin duda, le permitirá seguir recordándote siempre...al tiempo que cuida más a tu inseparable y ya solitaria compañera, Siria.
Buen viaje, Make: y gracias por todo ...Descansa ahora sí, en Paz.
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