Y por fin...salió el sol. Lo cierto es que, nunca me ha gustado sentir el calor y el agobio que conlleva, porque incluso siento cada vez más a su llegada, una sensación de cansancio tremenda, que no me permite descansar ni sentirme con ese ánimo necesario para levantarse y empezar cada nuevo día. Pero ahora, todo ha cambiado; y ese aspecto, por supuesto también. Hemos estado los dos primeros meses desde la llegada de LERA, casi recluidos por el frío y esas primeras semanas de catarros, constipados e incluso en mi caso, principio de neumonía...(algo incomprensible tras la estancia de un mes completo en VLADIVOSTOK, en la que el termómetro no bajó de los 10 grados negativos y rodeados de nieve; algo no alcanzado ni por asomo por estos lares en este tiempo desde nuestra llegada). Pero ahora, es casi imprescindible, poder compartir y permitir a nuestra hija disfrutar de esa tan necesaria luz solar y ese aire, de los que durante varios meses no había podido casi disponer en el Lejano Oriente (debido claro a la climatología). Llevábamos semanas escuchando y teniendo que hacer casi oídos sordos (salvo alguna ocasión en que vimos casi necesario y posible hacerlo), a sus peticiones para poder jugar en los columpios del patio de casa. Llegaron pues, los días de sol, ahora incrementados con una hora extra desde la noche del sábado en España (por el cambio horario)...y con ellos, llegaron las oportunidades de salir al exterior; y comenzar la "operación bikini o verano", puesto que ya nos hace estar corriendo (cual Forrest Gump) durante horas tras ella, por sus ganas de desfogarse. Pero por supuesto, no tiene precio el poder hacerlo; por muy cansado que esté uno, no se siente durante ese rato de emociones, gritos y risas de alegría e ilusión que colman de felicidad a nuestra pequeña. Es cierto que con la llegada de estos días, hemos compartido mucho más rato en el exterior con ella; y hemos sentido aún más esa evolución en su comportamiento...de forma positiva. Debemos irnos preparando para esas largas tardes de piscina que ya puedo presagiar junto a familiares y amigos que se apunten; e incluso imagino ya, ese descanso al sol que tantos años llevo sin probar... Habrá que ir preparando unas tumbonas por si en algún momento nos permite relajarnos! Jiji... De un modo u otro, existe una cosa que comprobamos en distintas ocasiones en nuestros viajes a las casas cuna en Vladivostok: y es que, cualquier artilugio o aparato que sirva para mecerse o columpiarse, es un regalo divino para tenerlos felices. Nos permite sentir, que esa carencia afectiva de mecer a un bebé, que la mayoría de menores allí no han conocido, la suplen o tratan de hacerlo de forma instintiva, con estos aparatos que ellos parecen antojar sustitutos a la necesidad natural de relajarse sintiendo la paz de un abrazo de cariño y cercanía... Hoy, LERA probaba la mecedora del jardín de casa y quedaba prendada de ella; pero el desgaste del invierno, nos hacía desaconsejable su uso de forma momentánea, para poder tener ritmo o de acondicionarla como requiere: sin duda, será su lugar preferido esta primavera y verano...aunque quizás, después de la pequeña piscina de la que disponemos. Ya deseamos que llegue el día de ponerla el bañador y observar su primer baño en la piscina y posteriormente en alguna playa...porque conociendo su enorme atracción por el agua (por ejemplo el de la bañera), podemos antojar esos dedos arrugados por la continua exposición. Y ya podemos vaticinar que más difícil será el momento de terminar el baño...porque caprichosa, es un rato!
Muchos, ya disfrutarán la Semana Santa de vacaciones...y también habrá quienes lo hagan lejos del hogar; pero para nuestra hija, será fantástico poderlas pasar junto a sus papás, aunque sea sin salir de casa esta vez... Quizás, no dispondremos de todo el tiempo que desearíamos, pero trataremos de aprovecharlo.