El drama de las adopciones en Rusia continúa... Son varios los casos conocidos que estremecen el alma: cada uno es distinto y cada cual, más innecesario e incomprensible. El panorama, salvo regiones más o menos activas (aunque no exentas de riesgo ni sorpresas o retrasos...), sigue siendo muy distinto al imaginado tras la entrada en vigor del Convenio de Adopciones entre España y la Federación Rusa; y en el mapa sigue predominando el triste color de la desolación y la duda... Dejando a un lado el dolor y la tristeza de las familias; aún más estremecedor es comprobar que se bloquean procesos únicamente por una decisión sin razón e injustificada o tal vez, como respuesta a unas Sanciones que nunca hemos dudado, hacían mucho daño a los procesos de adopción de menores en Rusia por parte de familias extranjeras. Parece inconcebible, pero no queda la menor duda de que así es... Han sido muchas las circunstancias que han motivado retrasos en las adopciones estos últimos dos años: Ucrania, juegos de Invierno en Sochi (por no dar mala prensa durante los mismos)...aunque también, prohibiciones previas a la paralización, como podían ser las adopciones monoparentales o después, las de familias del mismo sexo. Después, llegó la necesidad de tener un convenio en vigor para poder ofrecerse una familia extranjera...y ahora, cual puede ser el motivo? No lo conocemos, pero en muchos casos, se presentan situaciones difíciles de afrontar, cuando no totalmente rocambolescas que no permiten imaginar ni predecir un final lógico: pero que sí causan una terrible indefensión a las familias y un cada vez más evidente perjuicio a los menores. En algunos casos, ya provocó el desestimiento de familias que tenían muy claro el camino y que dieron el máximo esfuerzo, llegando al límite de su capacidad de sufrimiento: pero la situación, sigue haciendo mella en otros que a pesar de todo, pueden seguir buscando la alternativa en otros lugares. Al final de todas las reflexiones, siempre quedan en mi mente y en el recuerdo, los rostros de los menores (algunos incluso conocidos...) a quienes se ofrecieron esas familias que se vieron obligadas a abandonar por una decisión o un proceder concreto...y de otros, a quienes aún habiendo una duda y una posibilidad, siguen siendo los pequeños con quienes suenan unos "papás", en constante incertidumbre y desasosiego.
Hay casos sangrantes, que causan el agónico sufrimiento a quienes lo sufren (y a quienes los vamos conociendo); pero no existe quien pueda comprender que a un menor se le niegue una familia, sabiendo que quizás (casi con total seguridad), no haya nunca otra, dispuesta a ofrecerles un hogar: y así es en casos de menores por quienes se ha tenido que renunciar debido a una situación inamovible e irracional...de menores con algún tipo de patología, que aunque no quizás demasiado grave, representa una barrera infranqueable para la mayor parte de familias rusas (por tal vez poder también aceptar a otros menores que carezcan de ellas...); aunque también, de otros menores cuyos rasgos étnicos (recordemos la amplia variedad de etnias existentes en la Federación Rusa), permiten (desgraciadamente) vislumbrar para ellos, un futuro institucionalizado y exento de oportunidades: todo ello, ante la mirada impasible de quienes en muchos casos, deben decidir cuál es el futuro que necesitan esos pequeños.
Hoy, puedo también mostrar la esperanza, al contemplar que la mayor parte de esas personas que deben sopesar y valorar siempre en Beneficio de los menores, lo hacen con criterio y cordura; pero es innegable que cuando no es así, el daño que se hace, es en la mayor parte de los casos, irreparable.
Efectivamente, nosotros tendremos más opciones, ellos no.
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