Hoy, era uno de esos días marcados como reunión familiar en el calendario; y aunque el motivo no era el original, el protagonista, sí lo era: nuestra abuela. Y digo esto porque, aunque la reunión se produjo, no fue ni mucho menos como en ocasiones anteriores, o como habíamos podido imaginar que sería...
Comienzo hablando de ella, a través de unas palabras que no dejaba de decirnos desde el día que llegamos a casa junto a Lera: "qué suerte habéis tenido con vuestra hija"...
En muchas ocasiones, hemos oído todos cómo de forma errónea (e incluso ofensiva para muchos) se define a las familias adoptantes como valientes o como si el hecho de adoptar fuera una obra de caridad. Y en otras tantas ocasiones, hemos tratado de hacer una valoración acerca de quién es más afortunado en el caso concretar una adopción: si el menor, o los padres. Como hace pocos días comentaba, ellos nos dan la vida; y quizás los menores encuentren a nuestro lado una nueva oportunidad (ojalá puedan aprovecharla, porque haremos todo lo posible y más, para que así sea)...pero en ningún caso han tenido suerte en la vida, ya que vienen de una situación no deseable para nadie, como es un abandono previo. Ellos, no tienen culpa alguna; y se enfrentan a una vida incierta...pero aún así, tras convertirnos en sus papás, los afortunados, (como bien decía y comprendía mi abuela) somos sin duda alguna, nosotros: y cada día que pasa a su lado, nos permite expresar con certeza, que esa es la auténtica realidad...
Esta abuela de la que hablo, es por tanto, bisabuela de Lera...y el amor mutuo era evidente. Nuestra hija, reconocía el parentesco familiar que nos unía a la abuela Paca (así se la llamó siempre); y no dudaba en solicitarnos acudir a verla cuando se presentaba la ocasión. Y por su parte, la abuela Paca nunca dudó del amor puro que nos unía a Lera; y por tanto, también a ella misma. Era curioso contemplar a Lera pidiendo su andador a la abuela, para jugar a la vista de todos los mayores del centro...como también lo era la alegría que generaba en todos ellos.
Desgraciadamente, el corazón de la abuela, de manera casi repentina, se fue apagando como una vela estos últimos días; dejando de latir la madrugada del domingo al lunes... Es evidente la tristeza que genera siempre una pérdida, a pesar de tener la certeza de que nos despedíamos de una persona que iba en paz, con la tranquilidad y la felicidad de sentir el amor de una familia que estuvo siempre a su lado compartiendo las tristezas, pero también provocando y disfrutando las alegrías...
En el caso de nuestra hija Lera, es aún pronto para contarle lo que significa una pérdida; e iremos contándole poco a poco lo que significa, al tiempo que de modo simple y sencillo, la explicaremos cuando note su ausencia, que está descansando o durmiendo para siempre como su abuelito, en esa parcelita reservada que sirve de unión o antesala al cielo. Ella misma, al ver por primera vez una sepultura, comprendió y nos contó cómo esta era un lugar de reposo, diciendo al tiempo que abrazaba la lápida y ante nuestra sorpresa, en una mezcla de ruso y español: "abuelito spatz" (algo así como que el abuelito estaba durmiendo)... Sabemos que no tendrá conocimiento de lo que representa, o no le generará los sentimientos que despierta esta situación en nosotros, los adultos; pero sin duda, echará mucho en falta a alguien a quien conocía y recuerda de manera asidua con cariño: su "abuela Paca" (aunque fuera bisabuela).
Casualmente hoy, día de su entierro, es también el de su cumpleaños...concretamente, en el que cumpliría (y aún así, celebramos de manera íntima y personal) los 91. Era una persona enamorada de su lugar de origen y sobre todo, de su familia; por lo que ya reposa en Burgos junto a sus seres queridos...
Todos sabemos el cariño y dedicación de una abuela para con sus nietos...y qué podría decir yo de quien hoy nos deja: un ser maravilloso que nos ofreció siempre su cariño y ternura; generando múltiples recuerdos que nos acompañarán toda la vida y que al mismo tiempo, la mantuvieron siempre joven y alegre hasta su marcha, a pesar de las dificultades que se fueron presentando a lo largo de su más o menos, prolongada vida. La queremos, abuela...y siempre será así; porque como habitualmente nos repetía: "os quiero mucho!!...pero a todos por igual!!!". Pues eso, también todos nosotros la queremos mucho; y estoy seguro que aunque sea tanto, todos la querremos siempre igual.
La tristeza de este día se combate con la alegría de ver, como tanto gustaba a nuestra abuela, nuevamente reunida a la familia. Ese era su mayor orgullo y lo que más felicidad la producía: como tantas otras veces, el día de su cumpleaños, nos volvió a reunir a todos alrededor suyo; y aunque en esta ocasión no pudo apagar las velas (a pesar de tenerlas ya preparadas) con su habitual simpatía, consiguió por una vez convocar a la familia que la despedía y sentir el abrazo de quienes ya nos dejaron para ocupar su lugar en el cielo...en ese mismo instante en que volvió junto a esos seres queridos a quienes tanto echaba de menos tras su marcha: por supuesto su esposo, pero sobre todos quizás aquel hijo tan querido y tan joven que dejó marcado su corazón (y el de todos, aún siendo yo muy muy pequeño) hace ya muchos años.
Han sido unas jornadas de mantener la compostura; donde las lágrimas derramadas, venían a través de las palabras envueltas en seda con las que su nieto, sacerdote para orgullo de todos, definía el momento y la figura de esta abuela tan entrañable; mientras oficiaba de forma admirable y memorable, el funeral por eterno descanso (o vida eterna) de nuestra abuela. Gracias también, Rubén: porque tu vocación de servicio a los demás, nos permite disfrutar y emocionar aún en momentos difíciles como estos...pero sin duda, también lo harán en el futuro en aquellas ocasiones reservadas para las alegrías. Como decía nuestra abuela: "qué suerte he tenido, que todos mis nietos son ante todo, buenas personas"... Y si eso decía ella, es para congratularse y predicar con el ejemplo (nunca mejor dicho).
Ella, al igual que muchos otros, creemos en otra vida después de esta: y por ello alcanzará su meta... eso nos permite despedirla con la misma alegría y felicidad con la que ella vivió; e incluso sintió, durante los escasos días que duró su despedida. Han sido días intensos, difíciles...pero también de gratos recuerdos; que nos permiten comprender que aunque la vida se apagaba, viajaba feliz y en paz, por haber sido capaz de aprovechar la vida llenando de amor los corazones de esa familia, la suya, que tanto la importaba.
El paso del tiempo no borrará de todos nosotros ningún capítulo de los vividos a su lado; ya que nos ayudarán a mantenerla viva gracias a su recuerdo. Sus nietos (estos "perillanes"), fueron su alegría (ahora también sus bisnietos)...y tenerlos juntos era motivo de felicidad: pues hoy allí reunidos (aunque también los ausentes), dábamos las gracias por esa vida que nos ofreció y esos grandes momentos que nos regaló...
Gracias, abuela: ya puede ir en paz... Eso sí, no olvide todos aquellos mensajes que la dimos para quienes la esperan y tanto añoramos desde aquí... Nos vemos en el cielo, Paca.
D.E.P. Lamento vuestra pérdida pero quédate con lo bueno, con que la abuela Paca murió rodeada de los suyos, envuelta en una capa de amor y felicidad a la que contribuyó conocer a Lera, tenerla en sus brazos y comprobar lo felices que sois los tres juntos. Sin duda, Lera nunca olvidará a su "abu", que tanto cariño le demostró en sus primeros años. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias de todo corazón, María José:
EliminarSin duda, el optimismo con que he querido siempre verlo todo, ha forjado esta manera positiva de afrontar la vida...y como tú dices, el recuerdo de las maravillosas vivencias, nos permitirán siempre tenerla presente con una sonrisa. Hay quienes recuerdan más las fechas de las pérdidas; yo, me quedo con las de los cumpleaños...y en este caso en que coinciden, siempre recordaré esas velas que cada año soplaba con una enorme sonrisa y un corazón fuerte y lleno de amor para regalar. Y Lera, también la recordará observándola con ese semblante feliz y esa ternura dignos de elogio. Se despidió sabiendo que nuestra hija era el mayor regalo que la vida podía darnos...y feliz por ver ese final que otros no tuvieron oportunidad de comprobar: pero también ella será mensajera de buenas noticias y llenará el cielo de alegría...
Un abrazo muy fuerte.
Profundamente emocionada leyéndote. Preciosa forma de expresar todo lo que una abuela representa, lo que nos deja y la maravillosa relación con su bisnieta. Además me ha recordado tanto a las mías...
ResponderEliminarLo sentimos mucho Luismi, recordad así siempre a la abuela Paca que ella seguirá disfrutando de veros desde el cielo
OPM
Muchas gracias, familia...
EliminarUna pérdida de un ser querido, siempre es triste; pero saber que lo hizo feliz y en paz, nos permite mantener el recuerdo de toda una vida mostrando su amor a todos. Un abrazo muy fuerte, chicos!!! Gracias por acompañarnos siempre...
Siento mucho vuestra pérdida. Tu entrada es preciosa, un verdadero homenaje a vuestra abuela.
ResponderEliminarMuchas gracias... Creo que poco más se puede añadir en momentos así; pero su recuerdo siempre será con esa sonrisa y esa alegría que siempre ofreció a todos. Un abrazo muy fuerte, familia! Me alegra sentiros cerca...
EliminarUn beso de corazón. 💋❤️
ResponderEliminarMuchas gracias...sabemos que lo es: cuando alguno hablamos del corazón, sabemos perfectamente el profundo sentimiento que nos genera. Un abrazo muy fuerte para la familia, sobre todo para esa peque que os vuelve locos y anima vuestro día a día...😍💝😘
Eliminar