lunes, 23 de mayo de 2016

La dificultad de alejarnos un instante y el sueño del retorno...juntos.

     No pasa un momento en que estando alejados de nuestra pequeña, no la echemos de menos... Son tales las ganas de estar a su lado, que nos permiten recordar aquel sentimiento durante la espera e incluso antes de recogerla de la casa cuna, en que añorábamos el momento de salir de allí para no volvernos a separarnos de ella: y ahora incluso, parece difícil apartarnos cada instante. Aun así, esto no impide sentir el deseo y la necesidad de volver a aquel lugar que nos ofreció a nuestra hija...y lo sentimos cada día más, al acompañar nuestros corazones a amigos que vuelan (y volarán) a aquel lugar a hacer realidad su deseo, al igual que en su momento nos ocurrió a nosotros. No paramos de recordar aquellos lugares conocidos a base de la tremenda curiosidad que nos invadía en los viajes que nos llevaron a Vladivostok...y al igual que muchos sueñan con unas maravillosas vacaciones en cualquiera que sea el lugar turístico, nosotros únicamente soñamos con que llegue ese viaje de vuelta allí, para sentir por primera vez junto a nuestra hija, el ambiente que se respira en aquel recóndito lugar del Lejano Oriente: únicamente poder pasear y permitir a Lera conocer el lugar del que tanto y tan bien la hemos hablado, hace que el retorno merezca la pena. Cuando llegue ese día, podremos disfrutar de muchos enclaves que nosotros ya conocimos, pero bajo la presión de no saber cómo ni cuándo podríamos visitarlos juntos. Recordamos con nitidez cada instante, cada paseo recorrido, cada recobeco pateado e investigado: y cada vez, lo hacemos con más datos y lugares que visitar, tras buscar todas las noticias posibles sobre acontecimientos y sucesos acaecidos allí. 
     Soñamos con repetir esas instantáneas plasmadas con la mayor ilusión del mundo; pero en esta ocasión, con la felicidad que transmite verlo reflejado en el rostro de nuestra hija...como una vuelta al pasado, con el sueño convertido en realidad para los tres. 

     Recordaba estos días, el suceso allí ocurrido durante nuestro viaje a juicio en las navidades de 2014: una noticia que dio la vuelta al mundo, tras el robo de una mercancía en la ciudad de Vladivostok, que resultaron ser los regalos de una asociación local (de ayuda a los menores más necesitados, llamada Vladmama) para los huérfanos de la región; y que tras observar el logotipo de las cajas donde iban empaquetados, procedieron a su inmediata devolución. En aquel momento, ese detalle (hasta los propios ladrones, sintieron respeto hacia esos pequeños que sabían, tenían más necesidad que ellos mismos), nos permitió sentir emoción, por el respeto a algo tan sagrado como son (o deberían ser ) los niños y sus derechos; y porque también, esos regalos llegaron a los destinatarios que más podían necesitarlos y agradecerlos...y hoy, nos hacen sentir un nudo en la garganta, pensando en aquellos pequeños y en qué será de ellos: quizás incluso, alguno de ellos lo tengamos o hayamos tenido ya en nuestros brazos...o los sostendremos en el futuro; pero si no es así, que la distancia no le impida a ninguno, poder sentir el calor de unos brazos y unos labios dispuestos a ofrecerlos lo que más necesitan en el mundo: el Amor y los cuidados de su familia, que aún sin ellos saberlo, siguen haciendo lo posible por tenerlos a su lado para siempre. Y nunca perderemos la Esperanza de que esos encuentros se produzcan; porque no cabe duda, que no hay nada más maravilloso en el mundo ni esfuerzo mejor empleado, que el realizado para propiciar estas uniones.

     Nunca dejes de soñar; no abandones tus sueños...porque son el motivo e incentivo perfectos para luchar y verlos hechos realidad. 

1 comentario:

  1. Es algo con lo que casi todo el mundo soñamos...volver con nuestros hijos. ¡Ojalá sea así !

    ResponderEliminar

Déjanos aquí tu comentario, que será publicado con todo nuestro agradecimiento. Esperamos ser de ayuda.