Las vacaciones, continuaban por Cantabria, reuniéndonos con una familia entrañable, con su pequeña también llegada de la lejana Vladivostok...y por tanto, una familia con mucho en común; más aún de lo que muchos puedan imaginar: una de aquellas a las que la adversidad, sirvió para unirnos de forma muy especial. Cualquier tristeza pasada debe servir para apreciar más las alegrías presentes; y compartimos una grata jornada alrededor de la maravillosa Bahía de Santander (incluido por descontado, el tiovivo y el parque infantil que lo rodea). Fue una casualidad (realmente lo fue?) coincidir en las vacaciones (ya que residen mucho más lejos de Santander que nosotros)...exactamente en la misma fecha (pero un año después) en que nos encontramos por primera vez junto a nuestras hijas.
La última etapa de las vacaciones, llegaba con la visita a Valencia...un fin de semana para finiquitar el puente de agosto y preparar la vuelta a casa: unos días de relax, en buena compañía y disfrutando tanto de unos buenos arroces en El Palmar (El Pasqualet, donde Pascual y Diego nos trataron como si estuviéramos en nuestra propia casa), como de la calma y el baño en la playa de El Saler, donde Lera volvió a gozar con la arena, aunque de forma más relajada...
Vuelta a casa y preparativos para la vuelta al trabajo y en parte, a la rutina... Aunque aún, falta la vuelta al cole!
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