Cada día que pasa, algo cambiará hasta que volvamos a verlo: irá creciendo, enfermará sin alguien a su lado que le de todo su cariño y cuidados...aprenderá a hacerse auto suficiente porque la naturaleza nos empuja a ello: y la necesidad, lo hará menos confiado.
También cada día que pasa, esa falta de estímulo, posiblemente hará más complicada su integración. También, comenzará a hablar, con lo cuál, le costará más poder luego comprender. Parece que eso, sólo nos importará a nosotros; que no habrá un compromiso que consiga aligerar la burocracia que los mantiene atrapados en ésta sinrazón...
Cada día que pasa, es un día de desconsuelo para las familias... Cada día nuevo, es el cumpleaños de alguno de los niños que esperan que su familia acuda a buscarlos. Cada día es uno más que podría servir de estímulo y alegría, pero que desgraciadamente, no lo es...y que no se volverá a recuperar nunca.
Hay momentos muy duros en la vida, pero cuando parece que no pueden ya sorprenderte, lo vuelven a hacer: yo no se si se puede obtener una recompensa en la vida, a pesar de luchar siempre por ello y tratar de hacer siempre el bien a los demás... Hay momentos en que te asaltan las dudas y dan ganas de cambiar todo en tu vida...porque ya, parece increíble, que se pueda tener en las manos lo que más ansias en la vida, y que te hagan sentir que tampoco lo mereces...y que además lo notas escurrir entre los dedos.
Como comenté cuando volvimos de conocer a nuestro hijo: "Qué cruel la vida...que te muestra el paraíso y no te permite más que la visita"..."Te van dando pequeños sorbos de néctar de la eterna felicidad, con suficiente tiempo entre una toma y otra; para que medites y recapacites sobre la importancia y el sabor de cada sorbo...para que te des cuenta de que nada es fácil en la vida y que cuanto más cuesta conseguir el objetivo, más se aprecia el resultado; para que al final, ésta maravillosa historia, se convierta en una aventura en que se aprendan a calmar y controlar los sentimientos...en que las adversidades, te enseñen, y las alegrías aprendas a disfrutar; en que los problemas te hagan fuerte y las dichas, más fuertes a los demás"...
Pues así es: qué tristeza conocer el paraíso y que te prohíban la estancia...
Hoy, siento que no puedo creer en nada, porque todo lo que deseamos, parece un plan macabro que lo aparta de nuestros brazos...Hoy, siento aquel dicho que tantas veces hemos oído todos: "Dios le da pañuelo, a quien no tiene mocos"...y eso, cuando nosotros, lo necesitamos para secarnos las lágrimas.
Hay momentos en que te parece, a simple vista...que cuanto menos mereces en la vida, más recompensa obtienes: que quienes más daño hacen, más pronto logran sus objetivos; que cuanto más incomprensibles son sus acciones, más respaldo obtienen de la sociedad...
Pero aún, hay algo que me hace mantener la esperanza y la ilusión...algo que me hace volver a nuestro camino: y es nuestro hijo... Él, me hace pensar en algo por qué luchar y seguir siendo quien siempre he sido. Por él desespero, pero él me motiva...
A todas horas, oigo la voz de nuestro hijo, llamando a su "mama" y su "papa"...como queriéndonos recordar que sigue allí, esperándonos. Por él, sacaremos fuerzas y el ánimo necesario para recuperar la ilusión y la esperanza que parece que nos iba faltando. Ahora sí, vamos a luchar: vamos a dar un empujón, a pedir por los derechos de nuestros hijos, ya que según parece, a sus familias se nos empieza a olvidar...
Si hay alguien a quien no puedes olvidar, susurra una oración por el; Así es como Dios actúa. |
El día 20 de noviembre, será el Día de los Derechos del Niño; y hasta entonces, será una lucha contante por recordarlo...
Las lágrimas que trato de contener, las transformaré todas en palabras; porque no puedo venirme abajo: ahora, no! Únicamente me lo podré permitir, cuando haya solución a ésta injusta e inhumana situación...
Habrá que recurrir a quien haga falta, pero se hará...que no haya ninguna duda. Hoy, recuerdo a un buen amigo, que no hace muchos días, me decía que "estaba enfadado con el de arriba"; y hoy mismo, me decía, que a pesar de ello, muchas veces, ha querido creer que había alguien que velaba por nosotros... y aunque cueste, habrá que seguir confiando en ello.