Ha llegado el momento de poder expresar nuestra Felicidad y nuestra tremenda Alegría e Ilusión por un nuevo proyecto que acaba de comenzar... El día de ayer, era el tan esperado momento de recoger a nuestra hija, tras el paso de unas Navidades españolas y rusas a su lado, tratando de ir estrechando un vínculo no sólo importante, sino fundamental para ahora y para ese futuro que ya ha comenzado. Los días habían pasado y el reloj mostraba la hora elegida para comenzar con los trámites previos a su recogida...las oficinas de la Administración rusa volvían a su actividad habitual, y quedaban muchas puertas que tocar, antes de poder pensar en esos brazos tendidos que esperábamos ofrecerle para siempre a LERA. Comenzó pronto la actividad, puesto que había que recorrer toda la ciudad en busca de esos documentos con sus respectivos sellos y firmas, que nos permitieran, a modo de yincana, recoger la sentencia firme del juzgado e iniciar la búsqueda de diversos documentos imprescindibles para realizar su pasaporte ruso y poder tramitar en Moscú, su visado de entrada en España (cosa que si todo va bien, haremos esta próxima jornada). Todo fue bastante bien y sin los habituales problemas de tráfico: cosa muy de agradecer para poder hoy mismo, recoger ese pasaporte (una ventaja por tratarse de ésta ciudad y poderse hacer de forma mucho más rápida)....y no existía ningún obstáculo para finalizar el tan anhelado día, pudiendo vestir a nuestra hija con su propia ropa y emprender una nueva vida juntos: cogerla de la mano y no soltarla jamás. Bueno, eso creíamos; pero la hora del almuerzo es casi sagrada en todas partes, y lo es aún más, tratándose de menores con unas rutinas muy extrictas: así es que, nosotros tuvimos ocasión de comer algo y esperar el momento, observando emocionados cómo dos familias italianas (cuya casa cuna muy conocida y querida por nosotros, estaba en el centro de la ciudad), llegaban al VLAD Inn con sus hijos. Esa imagen, al verlos llegar, nos recordaba la ya vivida en nuestro anterior viaje (el de asignación), así como las tantas veces narradas por nuestros amigos que en ocasiones anteriores, realizaron este maravilloso viaje...esa misma que tanto echábamos de menos poder compartir, pero que en esta ocasión, sabíamos que no ocurriría.
Llegado el momento, recogimos todos nuestros sentimientos y nuestros recuerdos; y comenzamos el que sería el último recorrido hasta la casa cuna de Savodskoy, donde nos aguardaba nuestra hija... Fue fabuloso realizar ese viaje, pensando en ese momento tantas veces soñado, y que tanta emoción despertaba simplemente al imaginar. Nos íbamos despidiendo al paso, de todos esos paisajes, esas barriadas humildes y ese entorno un tanto desolador, que nos mostraba un paso del tiempo mucho más duro del que estamos acostumbrados...pero que a su vez, nos enamoró y nos permitió aprender a observar desde el corazón.
La llegada a la casa cuna, fue hermosa: nuestra hija esperándonos, sabiendo perfectamente que sería para siempre, a pesar de su corta existencia y su escaso vocabulario... Había comprendido perfectamente lo que sus profesoras le habían contado...y nuestra labor de estas semanas, había dado sus frutos: qué más daban ahora esos días de fiesta en el hotel, esperando que pasaran sin más...porque lo que estábamos presenciando, nos hacía más fácil la despedida. Comenzamos a cambiar su ropa entre signos de alegría que no creímos pudiera exteriorizar de ese modo...mientras observábamos eso si, de modo más triste, cómo sus compañeros la despedían y nos regalaban a los tres, multitud de sonrisas y palabras, que deseamos sean el anticipo de sus propias despedidas. Y llegó el momento que nos hizo liberar las emociones...y nunca mejor dicho! Les pedimos por favor, nos permitieran enviarles noticias y fotografías sobre su evolución y situación ya en España...porque queríamos mantener algún tipo de lazo con éste lugar que tanto nos daba; y por si algún día, podíamos corresponder con algún tipo de ayuda. Y entonces, una de sus profesoras (o cuidadoras, como prefiera llamarse), se emocionó y comenzó a contarnos el enorme cariño que sentían, no sólo por nuestra hija, sino por todos los compañeros de ese grupo, por ser los que en este momento, más tiempo llevaban allí compartiendo sus vidas con ellas; así como la enorme alegría que se les dábamos al saber que estábamos dispuestos y nos ofrecíamos a hacerlo. No pudimos por menos, que sentir esas palabras tan profundamente, que no pudimos ni quisimos evitar esas lágrimas que tanto deseaban brotar, porque volvíamos a sentir ese enorme cariño que muchas de ellas, sienten por esos pequeños carentes del amor de una familia; y que en muchas ocasiones, de algún modo ellas tratan cubrir y consiguen al menos aliviar. Nos fundimos en unos abrazos que agradeció más que cualquier regalo posible; y entre lágrimas nos dimos cuenta que hay cosas mucho más importantes, y que nos hacen a todos reaccionar de igual modo: ofrecimos cariño y nos lo devolvieron de igual modo, a pesar de esa apariencia fría y distante...y lo agradeceremos y recordaremos siempre. A partir de ahí, la despedida se turnó más difícil, pero aún más hermosa...
A punto ya de salir por la puerta, apareció la directora, con el regalo que había dejado para nosotros la doctora de la casa cuna (una persona fabulosa a quien no tuvimos la suerte de ver muchos días, pero que perfectamente conocía nuestra historia y estaba puesta al día de cada visita que realizamos durante estas últimas semanas... Ese regalo, significa mucho por venir de quien lo hace; y esperamos que la vida, se porte muy bien con ella a partir de ahora, porque también marcó nuestros corazones.
Ya abandonando el edificio, y con extraordinaria alegría y plenos de Felicidad, comenzábamos a imaginar y esperar esos momentos de dificultad y esos lloros de Lera, que en cualquier instante podrían llegar...porque el cambio en su vida era radical y echaría de menos su sencilla rutina: pasaría de no conocer a penas nada, a empacharse de cosas que asimilar. Pensábamos que tanta nueva información, pasaría factura; pero nada más lejos de la realidad...quizás sintiera que nuestra necesidad de ofrecer y recibir cariño era tal, que comenzó a regalarnos momentos inolvidables y multitud de sonrisas que hacían mucho más fácil su adaptación, pero aún más la nuestra: sentimos que era ella quien nos adoptaba a nosotros, porque nos hizo un regalo que nunca habríamos podido esperar...hizo de la transición, un momento único e irrepetible; aunque siempre deberemos tener presente que los padres somos nosotros, claro! Todo era nuevo, y ante las dudas, queríamos ponérselo fácil; pero aunque llegarán, no fueron en esos primeros instantes tan difíciles...y nos permitió compartir con ella, toda esa alegría que no pudimos compartir en su momento aquí con otras familias, ni por supuesto con la nuestra por la distancia. Superamos la prueba del baño con nota; la de la confianza ya nos la había demostrado y nos quedaba saber, que sería del momento de volver a atravesar la puerta del hotel y qué esperaría encontrarse allí: así es que, decidimos ir al restaurante y empezar a conocer su apetito y sus preferencias...si es que existían! Lo primero fueron sus enormes ganas de sentarse en una trona...y luego, nos asaltaron las dudas al preguntarle si quería o le gustaban (para saber qué pedir o al menos podernos guiar...) las sopas, el puré, las patatas, el arroz o una simple tortilla; aunque lo peor, fue la respuesta: un NO rotundo a todo! No podíamos creerlo, así es que, debíamos probarlo! Solución: pedir de todo y darle a probar...al fin y al cabo, hambre no pasarían, pero seguro que alguna preferencia o algo al menos, le gustaría...
Cuando fueron llegando platos, fuimos ofreciéndolos todos: y nuestros ojos, no podían creer lo que contemplaban... Comía indistintamente con una mano u otra; y además, el único problema era saber qué comer primero. Nos quedamos atónitos, pero encantados, porque volvía a hacer fácil lo que creíamos sería complicado...y al menos entonces, volvíamos a salir al paso sin menor problema. Quedaba la prueba del sueño: y su contínua actividad, daba pie a pensar que acabaría rendida...jaja, pero entonces, la sorpresa era la energía que tenía para no parar de jugar y no caer agotada a pesar de ello. Llegamos a apagar todas las luces y tratamos durante horas, de conseguir que se relajara y conciliara el sueño; porque a pesar del estrés, era lo más logico! O eso pensábamos; porque claro, era tan poco lo que conocía, que aún no lo había hecho con el cielo y las estrellas...esas mismas de las que yo hablaba estos últimos días, cuando recordaba a mi padre: y casualmente, la que más brillaba, estaba justo delante de nuestra ventana...y al abrir las cortinas, y observar a través de ellas, ella no dejaba de mirarla; pero nosotros, también podíamos verla brillar desde la cama en la que permanecíamos tumbados. Fue otro momento, que hizo que todo pareciera estar unido y atado, como pareciendo dar una explicación a los sentimientos más íntimos y más reconfortantes...como si en aquella estrella, y sin poder comprender lo que yo pensaba, LERA hubiera sentido algo tan fuerte, que llamaba su atención.
Tras esa constante lluvia de regalos que nos fue ofreciendo nuestra hija, llegó el momento de decir adiós y comenzar su descanso...que se aproximaba ya a la medianoche, de un día que de ninguna manera, podía haber dado más de sí...
Desde el primer instante, hemos comprendido que somos muy Afortunados; porque a pesar de que las dificultades llegarán en algún momento... ofrecimos nuestra familia y hemos sido Bendecidos con un auténtico Ángel.
Ésta, es la imagen de la entrada al barrio o municipio donde visitábamos a nuestra hija hasta ayer...y desde mañana, aquí debajo, quedará la fotografía de su marcha, fuera de los límites de dicho lugar, para comenzar una nueva vida juntos...Hasta siempre, Savodskoy!
Mañana, el camino continúa...nos dirigimos a Moscú, dejando atrás Vladivostok: pero será por supuesto un hasta luego, porque esperamos y deseamos volver muy pronto...
Hoy, con mucha tristeza, me despido de estos simples zapatos... Ellos, han pisado el terreno en todos los viajes que nos han traído a nuestra querida y lejana Vladivostok. El deseo se ha hecho realidad y cumplieron también su cometido. Hoy, han parecido decir que aquí acababa también su camino...y precisamente aquí, en Vladivostok, nos separamos. Unos simples zapatos, pero muchos recuerdos unidos a ellos y a los momentos más maravillosos de nuestra vida... Ellos también, han seguido esta historia y han sido testigos de todos esos instantes que nos han emocionado.
Y ahora sí, a todos quienes nos acompañáis y habéis sido testigos de este duro pero gratificante proceso de adopcion: Gracias de todo corazón por vuestro cariño y vuestros comentarios de estos días y todos los que llegaron antes; pero sabemos que comprenderéis perfectamente la imposibilidad en muchas ocasiones de contestaros, ya que es enormemente difícil incluso, poder escribir un simple post... Cada uno de ellos, es un regalo para nosotros, pero también para nuestra hija Lera: nos emocionan vuestras palabras y por qué no, sentirnos queridos en cada frase que nos dedicáis. Gracias por acompañarnos y compartir esta historia...y sin duda (y con mucho menos tiempo...), seguiremos haciéndolo: esto no acaba, sino que de hecho, ahora es el momento de aplicar todo lo aprendido y demostrar que todo lo que hemos comentado y todo el esfuerzo realizado hasta ahora, nos servirá para que Lera sea siempre feliz a nuestro lado, siendo capaces de solucionar del mejor modo, la adversidad del camino. Un abrazo muy fuerte a todos y mucho ánimo a quienes esperáis el momento de poder vivir el día quizás más especial en vuestras vidas... Porque quienes ya lo habéis experimentado, sabéis perfectamente a qué me refiero.