Cuantas veces hemos tenido que hablar de lo terrible e incomprensible que se hace recibir la peor de las noticias; la de apartar para siempre de tu vida a alguien por quien lo habrías dado todo (y de hecho, lo das desde el primer instante), sin llegar a ser nada tuyo: y digo "Nada", por no serlo legalmente, aun siéndolo todo a nivel emocional...cuando has conocido ya a quien pone rumbo a tus sueños y a tu vida por completo...a quien maneja el timón de tu vida, apenas unas horas después de haberlo conocido: nunca mejor dicho, un amor a primera vista hacia quien sientes tan profundamente en el corazón, que no dudas en darle inmediatamente la prioridad absoluta. Y por ello, la noticia, representa separar el corazón del cuerpo y quitar el sentido a las emociones y al futuro imaginado cubriendo las necesidades de alguien a quien has podido ya poner rostro y por quien dejaste de preocuparte por ti mismo...
Desgraciadamente, hace unos días, recibíamos nuevamente una tan triste noticia para todos quienes conocemos y vivimos los procesos de adopción en Rusia... Y ésta en concreto, nos hace un daño personal muy profundo (y desgraciadamente, no es la primera vez...) y nos duele el alma de igual modo que si fuéramos nosotros los perjudicados: porque en este caso, se ha cebado el proceso con una crueldad y una incomprensión total. En este caso, por la injusticia y el dolor acumulados (que aún así han ido capeando con una entereza y un saber estar dignos de elogio, al igual que en cualquiera que sea la circunstancia...), nos hace sentir un vacío difícil de expresar...y la distancia, un nuevo obstáculo con el que lidiar; para poder dar cobijo y acomodo a los sentimientos de esta familia a la que desde un principio, nos sentimos tan unidos. Hemos conocido personas maravillosas, con los corazones abiertos y con un espíritu de sacrificio tal, que olvidaban su dolor para dar aliento a los demás...y eso hace tan sangrante una historia en la cual, tras tanto esfuerzo, no podemos aún vislumbrar el final feliz que tanto merecen y que tanta Paz nos proporcionará el día que podamos verlo hecho realidad (porque de un modo u otro, así será!). Llevamos mucho camino compartido, con sus alegrías, pero sobre todo, tristezas, confesiones y sentimientos que difícilmente otros podrían comprender. Nos tratamos de poner en la piel de esos niños a quienes un día pueden presentar a unas personas adultas como sus papás...a alguien por quienes tienen quizás una referencia por primera vez en su vida...porque te das cuenta de que realmente es así; al observar como en apenas un par de contactos con ellos, el rostro y la actitud, les cambia para siempre. Imaginamos las dudas que se vuelven a generar en unos pequeños a quienes hacen aún mas complicado comprender qué significa la palabra "papa o mama", tras volverles a presentar a alguien que se supone, también lo será; enredando en el significado de algo fundamental, y del cual ellos no tienen constancia...pero desde entonces, tampoco confianza.
Se me parte el alma al seguir recibiendo estas noticias; que nos hacen sentir tan desdichados, como si se estuviera constantemente probando nuestra capacidad de sufrimiento...desgastando hasta la extenuación el aguante y empuje que nunca pensamos tener hasta que nos vemos obligados a ello. No debería ser necesario pasar por estas situaciones; mas si cabe, teniendo en cuenta que nunca es culpa de las familias (ni de los menores, por supuesto), el retraso producido en los procesos de adopcion; sino por quienes deben decidir qué es mejor para los pequeños...y estos, en muchas ocasiones, no actúan en favor de los mismos. Qué innecesario e incomprensible es el tiempo desperdiciado la mayor parte de las ocasiones para dar a los menores, la familia que tanto necesitan...y a pesar de haberlo comentado una enorme cantidad de veces, nunca serán suficientes mientras siga siendo algo habitual el que ocurra. Se me acaban las palabras para expresar la situación y el sentimiento de impotencia y frustración; pero no puedo resignarme a pensar que siempre tendrá que ser así, porque entonces, tendría que aceptar que no hay nada ni nadie que vele por los pequeños más necesitados...aunque a veces, uno llegue a pensarlo y los sienta aún más desprotegidos.
Estos días precisamente, leía una crítica teatral, sobre una obra de Chéjov, que se representa en Madrid, y decía: "Chéjov era médico, por eso conocía bien el corazón humano, su dolor"... (Y esto, es lo que muchos allí, deberían aplicarse para tratar de evitarlo) y continuaba diciendo: "...el tiempo es efímero. La vida es ese instante que ya pasó"... Y esa, es una triste realidad; sobre todo para quienes son privados con total impunidad, de esa vida que podría ofrecérseles.
Queridos Amigos: la vuestra es una historia de Amor, sin fecha de caducidad...porque sois capaces y tenéis la fuerza necesaria para conseguirlo; y además, no albergamos la menor duda de que así será: un día nos marcamos un objetivo común...y durante el trayecto, haciendo frente a la adversidad, hicimos piña en torno a una serie de familias a quienes en todo momento nos hemos sentido unidos, comprendidos y acompañados; así es que, seguiremos remando todos juntos y enviando ese optimismo y positividad que tantas veces se antoja imprescindible. Atravesaremos estepas, desiertos o glaciares; aprenderemos nuevos idiomas y sonidos, subiremos colinas o descenderemos precipicios... pero acabaremos encontrando y trayendo a casa a todos esos "enanitos" a quienes ya esperan y por quienes laten muchos corazones. Nos separan distancias salvables, así es que, nunca os sintáis solos...el hilo rojo, vuelve a liarse, pero al final, se llega deshaciendo los nudos: y vosotros, antes de esto, habéis enseñado a muchos a desenredarlos.
Aprenderéis a volar, del mismo modo que en su día, aprendisteis a soñar...