La vida, nos debe llevar a una reflexión, que es sin más ni menos, que hacer un Esfuerzo, puesto que las obligaciones o compromisos, la mayor parte de ocasiones nos impide realizar lo que quizás realmente nos apetece o complace.
Estos días, observaba un vídeo que resume esta situación de forma explícita: un vídeo comercial que se convirtió en viral en las redes sociales. En él, una persona mayor, finge su muerte para reunir a su familia, puesto que los distintos compromisos y obligaciones, les "impedía" hacerlo de forma natural... Dejo el enlace a este vídeo a continuación: está subtitulado en castellano.
En nuestro caso, mi trabajo habitualmente me impide compartir muchos festivos e incluso, los días de descanso de la mayoría de personas. Es realmente complicado acostumbrarse a ello: quizás nunca se consiga...y provoca continuamente una sensación de desasosiego, que trato de vislumbrar como una oportunidad futura y constante de cambio; para poder lograr disfrutar día a día de la familia (por otro lado, siempre la más perjudicada por esta situación). Por eso mismo, recuerdo hoy con total claridad las Navidades pasadas: un conjunto de festivos y motivos de alegría, para disfrutar en familia y sentir intensamente; pero que hasta ese momento, a nosotros nos creaba una sensación de tristeza o al menos, de imposibilidad de "saborear". Como bien saben quienes conocen nuestra historia, fueron unas Navidades en el Lejano Oriente, lejos del lugar de trabajo del que Nunca, pensaba podría estar alejado en la época de más trabajo y acontecimientos sociales y familiares del año: en esta ocasión, existía un Motivo, y no había nada más importante ni cualquier otra circunstancia o lugar, que estar en ese lugar en ese preciso instante. Posiblemente habríamos renunciado a cualquier otra cosa, y de hecho fue lo que hicimos, para poder hacerlo. En aquel momento, cualquier consecuencia, no adquiría la importancia suficiente para impedirlo...porque ese juicio de adopción de nuestra hija, casualmente en un día tan señalado como la Nochebuena; era simplemente lo más importante en nuestra vida. Así lo era y es lo que permitió ese auténtico "Milagro", que era verme lejos de mi siempre tan respetado trabajo, durante ese mes tan complicado en mi restaurante. Nunca imaginamos (al menos sin grandes cambios en nuestra vida) que llegase ese día con tantas jornadas alejados de casa, compartiendo además cada instante y disfrutando de cada encuentro con nuestra hija...así como conociendo y descubriendo todo lo posible acerca del lugar donde vino al mundo. Fueron sin duda, las mejores fiestas navideñas que podíamos esperar; a pesar de la distancia y la melancolía que nos causaba la ausencia del resto de nuestros seres queridos, o de alguien más con quien compartirlo... Fueron diferentes, jamás imaginadas: pero era realmente una "elección de vida", en que nos vimos obligados a hacer lo que nunca antes pensamos que podríamos hacer... Nos demostró que nadie es imprescindible, siempre y cuando se deje todo bajo un control lógico: pero teníamos la conciencia más tranquila que nunca, porque sabíamos que era lo que teníamos y queríamos hacer.
En otras ocasiones anteriores, por motivos mucho más tristes y luctuosas, nos vimos en la necesidad de cesar la actividad durante el fin de semana; así es que supimos claramente que no existía impedimento para ver pasar un tren que quizás se pudiera presentar únicamente una ocasión...
Qué diferentes fueron las pasadas...pero aún más, lo serán las presentes: y todo, gracias a la presencia de Lera, que las hará (y ya las está haciendo) mucho más especiales.
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