domingo, 20 de diciembre de 2015

Un año ha pasado de aquel definitivo viaje...

     Hace exactamente un año, aterrizábamos con enorme ilusión y tras un largo viaje y dos noches sin dormir, a nuestra tan querida y añorada ciudad de Vladivostok. Tras el correspondiente paso por Moscú y los preceptivos reconocimientos médicos, llegábamos al aeropuerto, al tiempo que caía la primera gran nevada de la temporada. Volvíamos a estar y a sentirnos cerca de Lera; y podíamos comenzar a creer que el final feliz estaba cerca: podíamos comenzar a creer, que esta vez sí, todo iría bien... 
     Bajar del avión, fue una sensación que nos transmitía una Paz inmensa...nos permitía respirar: y pensábamos que desde allí, debido a la cercanía con la casa cuna, y casi estirando el brazo, alcanzaríamos a abrazar a nuestra hija. Una tremenda calma, pero con enorme nerviosismo por verla nuevamente cuanto antes...
     Al atravesar la puerta de la terminal y ver una cara conocida, la alegría nos invadió...: nuestra representante y querida amiga Lyuba nos esperaba. El tan temido frío, no era tal; y a pesar de las temperaturas bajo cero, la emoción calentaba nuestros corazones al ver que nuestro querido amigo Iván, a pesar de su convalecencia, también estaba allí para recibirnos. Fue su deseo y sin duda, uno de los recuerdos más hermosos y que con más cariño mantendremos durante toda la vida: será siempre alguien muy especial y muy íntimamente ligado a nuestra familia. 
     La mejor noticia, estaba por llegar: a pesar de que fuera domingo, inmediatamente nos comentaron la posibilidad de visitar a Lera al siguiente día...y desde entonces, ya no habría jornada que tuviéramos que pasar sin verla: y así habría sido, de no haber contraído la varicela (no pudimos visitarla durante un fin de semana). 
     Pocas veces un trayecto había generado tantos sentimientos, como el que nos devolvía a aquel lugar: no lográbamos creer que fuera realidad lo que sentíamos. Nos creíamos paseando por una nube, ya que no era posible centrarnos en la magnitud e importancia de cada instante... Así pues, nos dejaríamos llevar, investigando y saciando nuestra curiosidad, tratando de mimetizarnos con el entorno y disfrutar de las costumbres y el quehacer cotidiano de los lugareños; al tiempo que trataríamos de aprovechar cada segundo que se nos permitiera compartir junto a nuestra pequeña. Ese día de regreso a Vladivostok, disfrutamos la compañía; pero también se estableció un vínculo aún más estrecho e íntimo con quienes fueron testigos de ello.
     Lo que apenas diez días antes parecían unas angustiosas y amargas Navidades debido a las ausencias, estaban a punto de convertirse en las más insospechadas y maravillosas...Y desde entonces, las fechas más importantes para nosotros: ya, nunca serán lo mismo estas festividades, e incluso serán mucho más intensas y apetecibles, ya que si todo iba bien, podríamos compartirlas junto a nuestra hija, motor de nuestra Felicidad e Ilusión.

4 comentarios:

  1. Me alegro mucho de que Letra este con vosotros seguro que ha aprendido muchísimo y es muy feliz yo también ya tengo aquí ami nino serán unas navidades estupendas gracias por vuestro blog me ha ayudado mucho leeros en la espera solo los que pasamos por esto sabemos lo que es espero que paséis unas muy felices navidades de corazón y seguid escribiendo pues nuestros ninos tienen cosas en común muchos besos

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  2. Perdón en el nombre es el corrector Feliz Ano Nuevo

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  3. Hola entendemos vuestra felicidad. Nuestro hijo lleva con nosotros casi 6 años y cada Navidad que pasa la disfrutamos muchisimo y viéndo lo feliz que es aún más. Muchos besos

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  4. Hola entendemos vuestra felicidad. Nuestro hijo lleva con nosotros casi 6 años y cada Navidad que pasa la disfrutamos muchisimo y viéndo lo feliz que es aún más. Muchos besos

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