martes, 12 de julio de 2016

Fechas que nunca podrán olvidarse. Estos días, hace dos años...

     El pasado sábado día 9 de julio, se cumplían dos años de la Firma del Convenio de Adopciones entre España y la Federación Rusa...y aunque parece no haber mejorado mucho la situación desde entonces (tras su posterior ratificación), al menos sigue existiendo esa base legal para que éstas puedan seguir desarrollándose. 

     Recuerdo la emoción de aquel día, tratando de imaginar la vuelta a la normalidad de los procesos; y aunque ésta no volvió, pudimos ver en este periodo de tiempo, como muchas familias han ido llegando a casa con sus pequeños: aunque con cuentagotas, cada familia unida con sus hijos, es un auténtico y maravilloso milagro. Seguimos esperando la llegada de muchos otros pequeños a esas familias que durante tanto tiempo los están esperando; pero no nos rendimos, esperando y deseando que estas se vayan produciendo cuanto antes. Muchos, tampoco comparten ahora tan abiertamente sus procesos, por temor a que algo los complique...pero también, evita que podamos acompañarlos y hacerlos sentir el calor de quienes mejor comprenden cada paso y cada sentimiento. A pesar de todo, hay muchas familias conocidas, que tras mucho tiempo en esta travesía, aún esperan ese momento tan ansiado...y a buen seguro, que nos seguirán ofreciendo muchas alegrías; porque de eso también estoy seguro. 

     También estos días, llegan aniversarios de encuentros, de juicios y de uniones que fueron concretándose en el pasado... Y también, las nuestras propias. Hace hoy dos años (12 de julio), iniciábamos el viaje que a la postre (tras el largo viaje a Vladivostok) nos permitiría conocer a quien ya nos acompaña desde hace exactamente año y medio: nuestra querida hija Lera, a quien recogíamos de la casa cuna de Savodskoy ( el día 13 de enero de 2015), camino de ese hogar y esa familia que desde mucho antes de su nacimiento, ya la esperaba con verdadera pasión. Aquel, fue un viaje difícil; porque debíamos ya olvidar otros rostros y centrarnos en quien desde ese momento, considerábamos que más podía necesitarnos y a quien estábamos ya dispuestos a ofrecer nuestras vidas y todo nuestro amor sin concesiones. Fue sin duda, un viaje marcado por el cariño de muchas personas que nos acompañaban en sus pensamientos y buenos deseos...de todos aquellos con quienes habíamos compartido (y seguimos haciéndolo) todos nuestros sentimientos e incluso esfuerzos. Un nuevo sendero se abría en nuestro proceso; deseando que fuera el definitivo, el que estuviera marcado por el destino para concretarse de la mejor manera. Viajamos con la energía y la compañía de nuestros amigos y familiares, pero también el de todos quienes mejor conocéis el significado y el motivo que mueve las adopciones: nuestra Familia del Corazón... Cada día, es motivo de agradecimiento; y hoy, puedo recordar el aliento y el cariño de todos quienes nos dieron alas para poder finalmente llegar a buen puerto: Gracias de corazón, a todos. 

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