Amanecía una nueva jornada en nuestra tan querida Vladivostok...
Tras el habitual desayuno en el Vlad Inn, viajábamos nuevamente en tren (qué sensación más placentera) a la ciudad, para dar un paseo y reunirnos con Katia y sus (nuestras) amigas. Teníamos ganas de volver a verlas, porque sabemos el cariño que tienen a Lera (también a nosotros), el cual es recíproco...
Durante el paseo, volvimos a caminar por el centro de la ciudad, observando con curiosidad una feria de automóviles clásicos rusos (y algunosxnas actuales) en la plaza principal de la ciudad, y plasmando en imágenes cada paso: algunas de ellas, nos permitirán recordar lugares, situaciones y características muy típicas de este lugar. Un buen ejemplo es el hecho de cruzarse con multitud de militares de la marina rusa, debido a la presencia aquí como base, de la Flota rusa del Pacífico. Y tener un recuerdo de algo tan especial, era sumamente apetecible, por lo que decidimos inmortalizar imágenes de Lera junto a ellos: y no hubo que esperar mucho...a los primeros que se lo pedimos, aceptaron con agrado nuestra petición y se fotografiaron tomando a Lera en brazos, y con una simpatía que nos hizo emocionar y agradecer, al tiempo que nos permitía sentir más estima por este cuerpo militar tan representativo aquí en VLADIVOSTOK; y sentirlo de forma aún más afectuosa y respetuosa.
Tras un rato, nos reunimos ya con nuestras amigas, con quienes disfrutamos una agradable comida en un restaurante uzbeko; que también deparó imágenes curiosas (como la del lavabo de los baños que muestro a continuación) y algún que otro plato apetecible para volver a degustar en futuras visitas.
Lera disfrutó enormemente de la compañía, y también del espacio reservado para juegos infantiles...
Nos pusimos al día y pudimos compartir una grata jornada, que culminaría con la visita (en Sedanka City, un centro comercial de reciente creación, cercano al VLAD Inn, que se encontraba en obras en nuestra última visita) a una juguetería repleta de juguetes, cuentos, muñecos y juegos educativos que, además de llenar nuestras maletas, servirán (y ya lo hacen) a Lera para mantener viva y de forma muy estrecha, el vínculo con su idioma de origen... Por supuesto, qué puedo explicar de los muñecos de los dibujos animados más típicos de Rusia (nu pagody, masha, cheburashka, pequeño mamut, etc...): deben tener sonido para atraer su atención (aunque los de aquí en muchos casos no lo tengan)...y eso les hace especiales.
Eso sí, sus libros y juegos preferidos son los que pueden reproducir y crear los ritmos y sintonías de las canciones rusas más famosas...o el abecedario cirílico con su vocabulario.
Ya, empezábamos a pensar que quizás, nos haría falta otra maleta para volver a casa con todos los regalos y juguetes...uuuups!!!
Llegada al hotel, donde cenamos y descansamos, para otra larga jornada en la ciudad prevista para el siguiente día...
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