Ahora que no nos escucha nadie...
Hay algo que te tengo que confesar: mamá y yo, no tuvimos ninguna duda a la hora de decidirnos por ir a tu encuentro...y todo éste proceso, no hará cambiar el amor que siento por tu mamá (ésta es una de las palabras más bonitas que existen; y con más deseo de pronunciar).
Precisamente, éste amor es lo que siempre nos ha hecho remar en la misma dirección (y ha habido y habrá trabas), y apoyarnos en todos los momentos malos; pero también nos ha ayudado a realizar nuestros sueños. Éste sueño que ahora vivimos, es posiblemente el más antiguo de todos; el que más nos ha costado cumplir, pero que se cumplirá cuando tú estés aquí, con nosotros (aunque ya estás en nuestro corazón). Ese deseo; esa ilusión mútua nos lleva viento en popa: y esa luz al final del camino, la vamos viendo cada vez más clara, más cercana. Aún está en el horizonte, pero la luz no se apagará; y de noche, serán las estrellas las que nos guíen. Mientras durmamos, nuestras almas intentarán apaciguarte; y nuestros sueños viajarán a inspeccionar el camino...el camino a la felicidad. Un camino de encuentro; de reunirnos contigo...para siempre. Nuestro amor nos llevará hasta tí.
Espera más susurros de papá... y mientras, pórtate bien.
Un beso de papá y mamá... y dulces sueños: y arrópate bien, que hace frío...Muac.
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