Hace un tiempo, supe lo que era desear tener en los brazos a alguien, y que la distancia me lo impidiese...entonces, pensé que esa distancia era muy larga porque estaba a 6.000 kms. de mí: era alguien que un año después se convertiría en mi ahijado...era alguien por quien moría por conocer. Casi un año tardé en verlo, a pesar de desearlo todos los días; pero poco a poco, el tiempo pasó y pude tenerlo en los brazos. Fueron unas vacaciones que me hicieron comprender que era el momento de madurez; que ya estábamos más que preparados para realizar uno de nuestros sueños...el de ser padres. Siempre lo habíamos deseado, pero pasaba el tiempo y no llegaba. También fue el momento en que me di cuenta de que no quería soltar a ese niño cada vez que lo tenía en brazos... Desde entonces, y por no tenerlo que alejar de mis brazos, me decidí por hacer ejercicio y fortalecer mi espalda (y no es broma), para cuando tuviera oportunidad, volverlo a abrazar y sostenerlo junto a mí...
Ahora, las circunstancias se repiten; pero ya estaré más preparado...quien nos espera, ésta vez a 14.000 kms (aún más lejos), también llegará a nuestras vidas con una edad parecida y poco a poco iremos entrando en su vida, hasta que un día, l@ abracemos y ya no tengamos que soltarl@ nunca... Y para entonces, la espalda estará fuerte para que los brazos, no den síntomas de flaqueza. Y es que, su simple presencia en el pensamiento, motivan todas las mañanas, ponerse en pie y afrontar el ejercicio físico y el día en general, con la energía que te da la felicidad...
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(foto: optimizalo.blogspot.com) |
Mens sana in corpore sano.
OHHH QUE BONITO CADA DIA ME EMOCIONA MAS VUESTRA HISTORIA,QUE GANAS TENGO QUE ME SUENE EL MOVIL Y M DIGAS PRIMA QUE ME VOY,MUCHOS BESOS
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