sábado, 12 de abril de 2014

Vladivostok: La cuna de nuestros hijos... desde hace exactamente un año.

     Hoy, despertábamos con el recuerdo... Un sueño maravilloso recorría nuestra mente: nos situaba tal día como hoy, en la ciudad que desde hace exactamente un año, alberga la mayor parte de nuestros sueños. Hoy hace un año que recibimos la llamada que nos dirigía y nos marcaba para siempre ésta ciudad en el mapa, pero sobre todo, en lo más profundo de nuestros corazones. Allí, estaría esperándonos quien debía ser nuestr@ hij@..y por tanto, era la ciudad y la región que lo hubiera visto nacer.
     A ese primer hijo, lo pusimos rostro un par de meses después; y como todo el mundo sabe, nos hizo tan dichosos... Todo fue fantástico y por ende, nos cambió por completo la vida: aunque se paralizó debido a un triste punto y seguido (porque como siempre digo; quizás aún no haya terminado y dejaremos una puerta abierta a una preciosa y maravillosa historia de amor y encuentro: no sabemos lo que la vida nos puede tener preparado...y por eso mismo, podemos siempre seguir soñando); porque todo excepto la "despedida", fue inolvidable y una experiencia vital única. No es justo que no tuviésemos la oportunidad de despedirnos de nuestro Fernando Denis; y por ello, pienso que alguna vez, tendremos la oportunidad de explicarle por qué...

     Ahora, esperamos con una ilusión renovada por la experiencia y los recuerdos que nos permiten saber que  volveremos a vivir una situación irrepetible; una nueva asignación en ésta querida ciudad, que nos vuelva a mostrar a quien "si Dios quiere" nos acompañará poco después y para siempre, a la casa que tanto aguarda su llegada.
     Será quien nos vuelva a hacer sentir padres; porque lo seremos desde ese mismo momento de conocerlo...y será quien nos permita volver a preparar un futuro lleno de soluciones para conseguir que su vida, esté llena de cariño y cuidados: los de su familia que posiblemente, nunca antes haya sentido.
     Volverá a ser maravilloso; y por ello, seremos afortunados de poder cambiar la vida a otr@ pequeñ@ que posiblemente hasta entonces, nunca haya sentido lo que es tener a quien lo dé todo por él(-la) en todo momento...porque además, nuestra vida también volverá a dar un nuevo giro alrededor suyo. Será hermoso poder repetir una experiencia, que por supuesto, nada tendrá que ver con la primera; pero que nos permitirá resetear toda la memoria para ir uniendo todas las piezas que en la vida de nuestr@ pequeñ@, se hayan ido descolocando y desviando del lugar donde siempre debieron estar. Hoy, recuerdo cuando hace meses, explicaba nuestra situación de espera de nuestro hijo; y lo comparaba con un puzzle, en el que las piezas por separado no significan nada, pero que al juntarlas adquiría todo el sentido.
     Ese momento de conocer nuevamente a nuestr@ hij@, será duro (y lo sabemos); pero sabemos que no vendrá a ocupar el vacío de nadie...porque no existe ese vacío: siempre estará presente, porque será un fantástico recuerdo y etapa en la vida...como un maravilloso sueño, pero que tuvimos la fortuna de sentir y vivir: (y para el cuál estaremos preparados por si se volviera a hacer realidad) Será, como comentábamos ayer a unos grandes amigos que afortunadamente muy pronto viajarán a recoger a su hijo; el momento de conocer una nueva historia de quien será nuestr@ hij@...y un nuevo momento de ir almacenando y recopilando información en nuestra memoria(de su historia y su pasado, así como de sus hábitos, preferencias y estado de salud), pero con una solución instantánea que surgirá para cada nuevo dato que conozcamos, para poder poner en práctica en el instante que corresponda en su vida. Todo éste tiempo, comenzamos a pensar en todas las posibles dudas que se generen en nuestro futur@ hij@, para cuando llegue ese momento, poder tener la respuesta. Ya volvemos a pensar y a sentir como padres, a pesar de no haber conocido aún a quien muy pronto, volveremos a poner rostro y se convertirá desde ese preciso instante en nuestr@ hij@, en la querida ciudad de Vladivostok.
     Te queremos, hij@ mí@; a pesar de aún no haberte conocido...


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