A diario, siento que algo queda pendiente...que existe una deuda con el corazón, que no ha quedado saldada. Pienso, que aunque nos dejaste en cuerpo, tu alma permanece viva entre nosotros, pero además, siento que la vida sin ser justa, cometió un gran error por no permitirnos presentarte al menos a quien estaba destinada a ocupar ese vacío que te dejó tu "piratilla", y a quien pensábamos que sin duda, pondríamos rostro antes de tener que abandonarnos. Qué decir que muchas veces te siento tan cercano, que dudo que realmente no estés en casa o que incluso vuelvas a entrar por la puerta con total normalidad...porque nunca te irás, y nuestra pequeña crecerá ante tu mirada, estés donde estés.
Presiento, y por eso tengo la certeza o la intuición que todo irá bien e incluso rápido, porque creo que quedó una tarea que "el de arriba" dejó para septiembre, como si de un estudiante se tratara; para recuperar y tratar de algún modo de compensarte ese vacío que quedó tras conocer y saber que el tiempo, te impediría conocer a tus nietos...
Pienso que muy pronto, una nueva luz comenzará a brillar con fuerza en el cielo...y se convertirá en estrella en el momento en que estemos unidos a nuestra hija para siempre: porque desde allí nos seguirá acompañando, protegiendo e iluminando nuestros pasos ante su atenta mirada y la tremenda alegría de comprobar el final feliz que nos aguardaba en ésta estación del Transiberiano (final de proceso, pero también de inicio de un nuevo camino en compañía) , en la etapa más importante en nuestra vida.
Ayer, la luna iluminaba la noche más que nunca: muy pronto será tu estrella la que ilumine nuestros pasos... Te Quiero, papa...
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