Fue hoy uno de esos días en que valoras a las personas por encima de todas las cosas: independientemente de lo que uno crea que tenga; o de lo que uno considere que carece.
Llevamos unos días, reflexionando sobre lo que realmente merece la pena en la vida y sobre lo que tenemos y no valoramos. Pero nos damos cuenta de lo afortunados que somos, recordando y observando a quienes con mucho menos, hacen su vida...pudiendo ser felices a pesar de las dificultades. Eso, en el mejor de los casos: por supuesto que los hay que "tienen" mucho más; pero en este caso, en estos, no nos centraremos. Realmente observando la realidad de quienes no tienen nada, puede uno meditar sobre las decisiones que uno toma y las prioridades que uno tiene en la vida: y sólo puede uno sacar conclusiones, cuando tiene tiempo para hacerlo...cuando no está sumergido en la vorágine del día a día y de esa terrible rutina que no nos permite ni tan siquiera pensar. Reconozco que estos días, pienso aún más en los demás; y cómo no, en quienes tienen todo tipo de carencias. Y tratando de lo que lo hace este blog, me centraré en las afectivas...entre ellas, las que van acompañadas desgraciadamente del resto de carencias, como lo es en el caso de los menores sin familia, que crecen con todo tipo de necesidades; y que aunque no son capaces quizás de sentirlo, pasan un tiempo vital e imposible de recuperar en muchos casos. Simplemente estando cerca de estos lugares que visitamos en anteriores ocasiones, vienen a la mente innumerables proyectos e iniciativas, que harían creer a la gente, que a uno se le ha ido completamente la cabeza...y eso ocurre por dos cosas: por no conocer la realidad (o tratar de negarla haciendo oídos sordos y mirando hacia otro lado), o porque realmente no somos capaces de detenernos y simplemente observar; aunque para ello, una experiencia de vida como la que ofrece la adopción, es una forma de toparse con la realidad y dejar a un lado el "egoísmo" (que considero en este caso no existe; sino que se inicia por una necesidad natural e instintiva del ser humano) propio, y pensar más en las necesidades de quienes sí las tienen.
Como decía, estos días se despiertan muchos pensamientos...y el instinto paterno-filial; se acrecienta (si era posible). Cada día que pasa, el hecho de no estar aquí esta vez con un proceso de adopción abierto, nos permite relajarnos y disfrutar; pero nos hace pensar aún más en ese "...y si...?". Momentos como la charla que mantuve anoche con una familia en el VLAD Inn, me hizo sentir un pellizco en el corazón; como en pocas ocasiones, pero muy importantes, lo ha hecho: es algo que nunca se ha descartado y siempre merodea nuestra mente; pero que las circunstancias nos permiten creer en casi un imposible. Pero también es cierto que en muchas ocasiones, comentamos que los imposibles no existen...y que nunca hay que rendirse; que nunca hay que dejar de soñar. Y un ejemplo de ello, fue el narrado por esta familia, al confesar que iniciaron su segundo proceso de adopción, para darle un herman@ a su primera hija (también adoptada en Rusia); dejando a un lado los bienes materiales y centrándose en lo que realmente llenaba su alma y su corazón: deshaciéndose de algunas "posesiones" (simplemente materiales, que siempre pueden recuperarse, si uno vuelve a pensar en ellas...) para hacer frente a los innumerables gastos que conlleva y poder darle un hermanito, que tanto necesitaba, a su hija. Esta es sin duda, una nueva lección aprendida; en un momento en que quizás menos la esperaba...pero cuando un hecho ocurre, siempre es por algo: de igual modo que cuando alguien se cruza en el camino, existe algún motivo para que así sea. Ahí queda; y el tiempo mostrará el significado de este encuentro y esta casual conversación: quizás no lleve a ningún lado; pero tal vez, tuviera un propósito y algún día lo conozcamos. Eso sí, ganas no faltan; pero muchas veces se trata de un "ahora o nunca", por otras circunstancias.
Por otro lado, como comentaba, la jornada de hoy la marcaban las personas: y entre todas las posibles, muy pocas lograrían exaltar tantos sentimientos juntos como las que hoy compartían nuestro quehacer. Visitábamos el Aquarium de Vladivostok, que lejos de ser una mera exhibición o muestra de seres marinos, va mucho más allá mostrando detalles que muchas veces pasamos por alto al centrarnos únicamente en lo que más llama nuestra atención: pero lo hacíamos, cumpliendo otro de los cometidos o deseos que habíamos marcado en nuestra hoja de ruta... Conociendo al completo a la familia que tanto nos ha ofrecido y enseñado durante estos algo más de tres años desde que viajamos por primera vez a este lugar: porque a pesar de la distancia, nunca, en ningún momento, han abandonado nuestra mente ni nuestro corazón. Desgraciadamente, Iván nos dejó al poco de volver a casa junto a Lera...pero su familia, permanece constantemente en nuestras oraciones y pensamientos. Nunca tuvimos ocasión de despedirnos de él; y consideramos que tenemos una gran deuda pendiente... Siempre quisimos conocer a sus hijos; pero nunca pensamos que tendría que ser en su ausencia: y aunque así haya sido, lo tuvimos tan presente, que parecía real... Además de por el tremendo parecido que ambos han desarrollado y nos evoca increíbles sensaciones; por esos sentimientos que florecen en nuestro ser al tratar de asimilar y certificar que en esta ocasión, no pudo acompañarnos. En ocasiones, era complicado sostener el suspiro e incluso la emoción (o el llanto)...tratando de ser fuertes y seguir su ejemplo: pero pocas personas marcaron tanto y dejaron un vacío tan grande en nuestros corazones (y por mucho que me esfuerce en explicarlo, muchos tal vez no lo crean o no lo comprendan). Confieso que me daba apuro mostrarles todo mi afecto, porque a buen seguro que tampoco aún ellos podrían comprenderlo; o cómo podrían imaginar que en tan poco tiempo puede desarrollarse un sentimiento tal. Pero habrá nuevas ocasiones y algún día comprenderán; (porque entre otras cosas, nosotros mismos se lo diremos) que su padre era un verdadero ángel...aunque a buen seguro que también les inculcó unos valores y un ejemplo que les marcará el camino. También su adorada esposa, nuestra querida Lyuba; les contará (además de haberlo sentido ellos mismos) que nuestros sentimientos son y siempre serán sinceros para con su familia...y que siempre les mostramos abiertamente nuestro cariño y agradecimiento; llegando a entablar una relación que hoy mismo nos permitió (a pesar de todo), disfrutar de una jornada irrepetible e inolvidable. Al ir avanzando el día, la confianza era total y en cada abrazo y cada mirada, podíamos apreciar algo muy especial...esa emoción que también nos permitía compartir su recuerdo y estrecharlo nuevamente en nuestros brazos.
Como le comentaba a Lyuba camino del hotel, mientras todos los pequeños dormían: "la visita al Aquarium es genial; pero el mayor regalo que podían darnos, era compartir esta jornada con nosotros"...
Qué ejemplo de fortaleza: qué coraje hace falta en ocasiones para aceptar lo que la vida nos impone, poniendo buena cara por el bienestar de la familia.
Aún quedas tú, querido amigo...y aunque seguro que hoy de algún modo sentiste el alivio y la emoción de volver a unirnos; esperamos poderte visitar muy pronto.
Seguimos preguntándonos "por qué?"... Y a pesar de dedicar tu vida a buscar familias para otros niños; pocos pudieron agradecértelo. Y hay por y para quienes sin duda, tu marcha fue aún más injusta y dolorosa que para nosotros.
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