Pues bien, amigos...ahora, un pequeño resumen de nuestra vuelta a VLADIVOSTOK:
En nuestro caso, como bien sabéis todos, era un placer y un nuevo sueño regresar; pero en el caso de nuestra hija Lera, y a pesar de su escasa edad, la veíamos preparada para realizarlo. Lo que sentíamos como una Necesidad, ha colmado con creces nuestras expectativas...y además de conseguir nuevamente realizar todo lo que nos habíamos propuesto (y muchísimo más, gracias al atrevimiento nuevamente de intentarlo...algo que aprendimos gracias a la dificultad y los obstáculos que todos conocéis de la paralización de las adopciones en Rusia y sus consecuencias)...hemos llegado incluso a pensar en nuevas iniciativas y soñar con desarrollar ilusionantes proyectos de colaboración en aquel lugar. Tiempo al tiempo... Esperamos que la salud nos acompañe para poder acometer todos los proyectos futuros, que son muchos y ya recorren nuestra mente permitiéndonos soñar y tener esa ilusión permanente.
Esta experiencia nos ha permitido visitar con Lera la tierra de sus orígenes; el lugar que la vio nacer y cuidó de ella hasta nuestro encuentro...consiguiendo que su ilusión por conocerlo, se hiciera realidad. Muchas veces comenté, incluso a través del blog, una frase que me parecía hermosa y a su vez realista, viendo como otras familias; y después la nuestra, se ampliaban, consiguiendo hacer realidad el sueño y fin de la adopción: la unión en familia. Yo lo definía como: "VLADIVOSTOK, el Lugar donde los sueños se hacen realidad". Y en esta visita, observamos en uno de los regalos que hicieron a Paula por su cumpleaños, que esa frase, era ahora utilizada como eslogan publicitario de la ciudad (o al menos de su imagen).
Pero también, nos ha permitido volver al lugar donde la conocimos, (por expreso deseo suyo; ya que comprendía perfectamente y confiaba en nuestras palabras de estar de vacaciones y volver a casa otra vez juntos) ...volver a abrazar y conversar con sus cuidadoras y doctoras en la casa cuna; compartiendo sonrisas con otros pequeños que permanecen allí...y tratando de transmitir la alegría y felicidad de los pequeños tras encontrar a sus papás. Nuestra relación con la casa cuna, ha continuado tras la adopción, en forma de imágenes y diálogo con nuestra querida representante; y el deseo todas de ver a Lera y sus papás, era evidente y plenamente reconfortante. Ojalá ello sirva para estrechar más el nexo y vínculo que une esta ciudad y este lugar con las familias actuales y futuras que busquen unirse allí; porque cada una de ellas, tendrá siempre un cariz especial...
Sirvió también para descubrir nuevos lugares y volver a aquellos donde amamos la vida más que nunca: visitamos la ciudad, que volvió a despertar nuestras emociones y sentimientos; visitamos la isla Russkyi y el Aquarium; fuimos al Teatro a ver el ballet, que representaba la obra "El Cascanueces", de Tchaikovsky; por supuesto, compartimos nuestro tiempo con nuestros seres queridos allí (porque los tenemos)...y pudimos visitar a alguien muy especial, a alguien que tanto hizo y tanto influyó en nuestro proceso y en nuestras vidas; que nos dejó escasamente un mes después de nuestra llegada a casa con Lera. Es por tanto, una experiencia que en nuestro caso será única... Y que aunque tal vez ahora no sirva para despejar las futuras dudas de Lera; al menos servirá para que conozca este lugar tan especial y mantenga su relación con personas que también allí la quieren con toda el alma; al tiempo que nunca tenga duda de que fue ella quien nos hizo amar este lugar y que los orígenes y quizás su búsqueda, será algo que siempre trataremos de preservar.
Teníamos muchas deudas que saldar; y todas ellas nos las marcaba nuestro corazón... Pudimos agradecer nuestra unión y compartirlo con todos aquellos que colaboraron para que así fuera. Incluso, lo agradecimos a cada lugar, cada recodo de aquel enclave en el Lejano Oriente ruso donde volvimos a disfrutar, eso sí, ya en compañía de nuestra hija.
Ha sido muy especial también, hacer de nuestro centro de operaciones (por decisión propia), el hotel VLAD INN desde el cual partían nuestros desplazamientos, sueños y sentimientos en cada visita anterior...como también lo es, poder conseguir el correspondiente descuento que hacen en él a las familias adoptantes (algo muy de agradecer y que habla bien de las intenciones). No puedo dejar de mencionar algo que nos entristece: el hecho, poco habitual, de no encontrarnos allí más que con otra familia española que volvía a juicio... ninguna familia más, ni española ni italiana, durante los diez días (dos semanas hábiles completas) que permanecimos allí. Mal detalle este, pero que confiamos pueda cambiar en breve espacio de tiempo...y poderlo seguir contando. Parece cierto que las familias rusas están adoptando más niños (al menos allí), lo cual implica que haya menos pequeños para adoptar...pero podemos transmitir también la grata visión que dan allí de las familias españolas adoptantes.
Por descontado, podemos trasladar nuestra esperanza de que muchas otras familias puedan seguir uniéndose en familia allí; pero aún si cabe, regresamos con más deseo de iniciar una nueva experiencia: aunque parezca complicado o improbable, como ya comprobamos y aprendimos juntos en ocasiones anteriores, no existen los imposibles...y siempre hay que luchar por ver los sueños y deseos hechos realidad.
Seguiremos soñando con esos vuelos llenos de esperanza e ilusión, surcando el cielo en busca de esa maravillosa unión entre padres e hijos...
Mucho ánimo a quienes continuáis esperando ese maravilloso momento de ampliar la familia: nunca perdáis la ilusión y la esperanza, porque aunque en menor número, allí siguen esperándoos vuestros hijos...
❤️ Como bien dices, aún quedan niños esperando. A veces por ser más mayorcitos no son adoptados, pero niños y niñas de 6, 7 y 8 años están esperando con un ansia enorme tener una familia y son niños que se adaptan perfectamente y valoran el tener unos padres. Su edad les hace comprender todo mucho más rápido. En los orfanatos sólo les espera seguir creciendo hasta la mayoría de edad privados del amor y las oportunidades de una familia hasta que a los 18 salen a enfrentarse al mundo. Ojalá también más familias se animen a dar amor a estos niños tan agradecidos y no sólo se piense en niños más pequeñitos. Las familias extranjeras tendrán menos oportunidades con niños menores porque los rusos son preferidos pero con los niños más mayorcitos, a partir de 5-6-7 años, creo que tienen más posibilidades.
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