Llega ya el día de separarnos de nuevo; y aunque esperamos el momento de volver aquí, VLADIVOSTOK permanecerá en esa larga distancia, que a pesar de todo, no puede impedir el sentimiento tan profundo y sincero de amor hacia este lugar y hacia tantas personas.
En unas horas, estaremos ya de vuelta en nuestro hogar, echando nuevamente de menos este lugar que abandonamos... En un rato, nos tendremos que despedir con tristeza (pero con esperanza), de nuestras queridas Lyuba y Katia (y esas adoradas familias que sentimos nuestras)...así como incluso del VLAD Inn y del personal que allí trabaja. Cada despedida es especial, aunque siempre complicada. En esta ocasión, volvimos a ver cumplidos muchos sueños y deseos muy íntimos...que cada vez nos unen más a este lugar. Nos espera un largo y agotador viaje; pero multitud de recuerdos nos acompañarán siempre tras este retorno a nuestro particular paraíso. Maletas que van y vienen cargadas de emociones y cariño: repitiendo ese camino de ida y vuelta que tantas veces se realiza en el camino de encuentro que es la adopción. Ésta fue una nueva y maravillosa experiencia: enriquecedora y entrañable; como lo son a su vez, todas aquellas personas que nos han acompañado en este nuevo paseo por nuestros sueños... Y esta vez, la vivimos y compartimos los tres juntos, en familia.
Y como siempre, las reflexiones recorren la mente:
Un hijo, a pesar de tener vida, no es algo material...y se engendra en el corazón mucho antes de hacerlo en el vientre de una mujer. Eso, nos permite comprobar la grandeza del ser humano: el amor y los sentimientos que un hijo puede ofrecernos con tan solo imaginarlo y aguardarlo... Es así como en adopción, todos sufrimos lo indecible hasta tenerlo a nuestro lado; porque conocemos perfectamente el significado y el valor que un menor tiene, a pesar de haber este(-a) nacido de otro vientre y en cualquier otro lugar y circunstancias...y le aguardamos haciéndole nuestro, y permitiéndole ser deseado en todo momento. Así se sienten algunos amigos nuestros, desde la distancia en la que en estos momentos nos encontramos nosotros; y donde quizás y si Dios quiere, estarán ya esperando sus hijos... Creemos estar cerca de esos pequeños con quienes tal vez dentro de muy poco, estableceremos una relación familiar; con quienes compartiremos esos gratos momentos que el Destino nos tiene preparados junto a sus papás, que ya los esperan y desean. Nos sentimos afortunados por estar aquí nuevamente; disfrutando y viviendo un nuevo sueño, pero eso sí...esta vez, ya junto a nuestra querida hija Lera.
Este viaje, llega ya a su fin...pero tampoco es un adiós, sino un "hasta luego"...
VLADIVOSTOK: Siempre en nuestros corazones. Cuida de nuestra familia, de tu gente; y cómo no, de aquellos pequeños que tanto lo necesitan y de aquellas familias que tanto desean y añoran verlos convertidos en sus hijos...
Por lo que nos diste y aún nos das: por lo que nos permitiste aprender, vivir y sentir... y por todo aquello que aún nos queda por vivir allí...cómo no te voy a querer???...
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