El otro día, comentaba las visitas a la Residencia, donde nuestros mayores tanto aprecian y agradecen el cariño y las sonrisas...y sólo puedo pensar en las veces que, estando allí, sueño también con tu llegada, hija mía: la alegría que desprenderías y transmitirías a quienes tanto amor y compañía necesitan...lo mismo que vosotros ahora mismo necesitáis y que tanto habéis echado de menos hasta ahora. Esa alegría que sentiréis quizás sin saber por qué a nuestro lado; pero que será generada por la Seguridad y la Confianza que de inmediato y de forma innata adquiriréis al sentiros queridos y atendidos...y que iréis contagiando y mostrando a quienes os rodeen; porque aunque aún no he tenido tiempo de explicártelo, "la alegría, al igual que la sonrisa, son contagiosas"...y nunca deberás sentir que la tristeza te arrastra, porque eso es lo que hace, si no aprendes la manera de dejarla a un lado: y ahí estaremos nosotros también, para con nuestro optimismo y positividad, tratar que aprendas a asimilarla y afrontarla de la mejor manera (porque no es posible obviarla ni esquivarla en la vida; si no, también seríamos capaces de enseñártelo...).
Felices sueños, pequeña...y Feliz amanecer ya en Vladivostok...
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