Unas imágenes que nos dan la vida...pero nos sugieren y piden aún más, volver cuanto antes a Vladivostok.

     Hoy, las piernas me tiemblan...por poder observar lo que más queremos en el mundo: unas imágenes, recién llegadas, de nuestra pequeña, que podría parecer algo muy simple, pero que muy bien lo saben las familias adoptantes (y en concreto, por sus peculiaridades en Rusia, por vernos en la necesidad de poner tierra de por medio tras conocerlos...); nos dan la vida... Esa misma vida que muchas veces sentimos que nos abandona precisamente por no poderla sentir cerca y no tener noticias de ella. Recibimos noticias de nuestro representante; y al menos, nos sirve para poder respirar, sintiéndolo cerca de nuestra pequeña. Es muy grato saber también de él, puesto que nos permite tener Esperanza y volver a creer, que todo debe ir bien. Ya podemos sentirlo avanzando hacia el momento de poder transmitirnos la mejor de las noticias...aunque habrá que mantener aún la calma, hasta que exista una certeza que nos permita volver a ese lugar donde hoy, nuestra hija era retratada con la ilusión de que sus papás, podamos volver a encontrarnos muy pronto con ella... 

     Esas fotografías, nos emocionan y a primera impresión, alivian nuestra tristeza...pero inmediatamente nos hacen sentir aún más la necesidad de volver a la ciudad que alberga y cobija a nuestra querida hija; precisamente para abrazarla y no tenernos que volver a separar.

     Octubre...ojalá seas tú el tan esperado mes que permita el reencuentro; o al menos, el que nos pueda proporcionar una fecha en la cual, se vean realizados los sueños...