Pequeño mío: Hoy hace un mes, que nos embarcamos en el viaje más fantástico e inimaginable; en el vuelo hacia el instante mágico de conocerte... Nos esperaban sólo 17 horas de viaje para estar ya en Vladivostok.
Era el viaje que nos acercaba al momento tan deseado durante muchos años: y por fin, lo teníamos cerca...estábamos a punto de tenerte en nuestros brazos; de sentir a nuestro hijo.
Ya un mes después, el estado anímico es distinto: la espera desgasta muchísimo, pero por encima de ello, está la ilusión por ese segundo viaje que puede llevarnos al objetivo de hacer el viaje de retorno junto a ti... Ya sabemos que los sueños se hacen realidad, porque lo hemos experimentado ya una vez hace muy poco: pero éste segundo viaje, promete ser aún más increíble. Puede ser realmente el viaje de los viajes...con el que podemos soñar, sea un trayecto mágico: el que emprendamos dos, y volvamos tres; pero además, en el que coincidamos con alguno de nuestros compañeros de aventura, de temores e ilusiones, de cariño y esperanza...con algún miembro de nuestra familia del corazón, que con toda seguridad, habrá esos días por el
hotel de los sueños; alguien de esa familia de la adopción con quienes tanto hemos compartido, hasta hacernos llorar en tantas ocasiones.
Serán otros momentos y otras circunstancias en las que desearíamos compartir ya sólo la alegría, pensando que toda ésta angustia y miedos a lo inesperado, por fin queden atrás y nos permitan disfrutar.
Será un viaje distinto: con un juicio que produce temor, pero que es un trámite más para convencerlos de qué es lo que más ansiamos en el mundo y para lo que estamos bien preparados...el juicio que nos permitirá ser padres.
Es una oportunidad para poder simplemente expresar lo que nos dicte el corazón; un momento de demostrar que éste niño que nos han permitido conocer, estaba destinado a estar junto a nosotros, pero que algún renglón torcido de nuestra historia, provocó que naciera tan lejos y en tan difíciles circunstancias...
Será una oportunidad también para que ese niño que reclamaba nuestro corazón, viera la luz del amanecer ó del atardecer, en Vladivostok; esperando nuestra llegada para mostrar que
los niños, pueden nacer también lejos de casa...para que esa distancia haga que el deseo, permita que el lazo que nos unirá siempre, sea mucho más estrecho y cercano.
Demostrará también, que esas oraciones que tantos años hemos pronunciado, y que salían de lo más profundo de nuestro ser, dieran sus frutos...y que aunque ese fruto estuviese madurando lejos de nosotros, la distancia no sería impedimento, sino que seríamos capaces de encontrar la senda y las señales nos mostrasen el camino, para poder estar junto a él.
Éste proceso es un ejemplo de que cuando el corazón te guía en una dirección, debes permitirle hacerlo; y que quien debe marcar las pautas, es el sentido común...haciéndonos aprender durante el camino, y ayudando a quienes te encuentras en él.
Si todos actuamos conforme el corazón nos dicta, al final, encontramos nuestra recompensa, porque igual que nos abrimos a los demás; nos encontraremos sus corazones abiertos a nosotros...
Cuando das todo lo que puedes, eres recompensado con lo que no esperas...y así nos ha pasado a nosotros durante éstos últimos días: hemos recibido cariño y mucho amor...porque como el mensaje de la cajita que recibimos el otro día decía:
"el Amor no se ve, se regala". Y hemos sido agraciados con los mejores regalos...los que vienen precisamente del corazón: como ese que nos enviaba Pilar y el que nos volvió a hacer nuestra amiga Montse en forma de fotografía inédita de hace 3 meses de nuestro pequeño...
La casualidad se ha aliado con nosotros en forma de imágenes en éste caso; pero debe haber una causa...y yo siempre he creído que eran el Destino y la propia vida, que nos están recompensando por las pruebas a las que nos ha ido sometiendo a lo largo de nuestra vida, y que nos han ido haciendo más fuertes y más capaces...y que siempre hemos afrontado juntos.
Siempre hay que estar agradecidos por lo que se tiene; así es que, más aún si te permite obtener lo que deseas...
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La Felicidad no es obtener siempre lo que quieres.
Es amar lo que tienes y estar agradecido por ello |