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miércoles, 26 de junio de 2013

Una preciosa historia...bajo el sol de Vladivostok.

     Hoy, os voy a contar una de las historias más bonitas que hemos vivido hasta ahora...sin entrar en detalles, pero reflejando los hechos tal y como los vivimos en nuestra estancia en Vladivostok: cuando hablo de la "familia de la adopción", lo hago siempre por cosas como ésta, que nos puede ocurrir a cualquiera, y que creo, todos actuaríamos de la misma manera...con la naturalidad y la ilusión que los niños nos transmiten...
     Pues bien: estábamos en vísperas de viajar a conocer a nuestro hijo, y no sabíamos exactamente la ubicación de su casa cuna...y al preguntar en la ecai, nos comentaron que nos lo dirían al llegar allí, porque por alguna razón, no podían informarnos todavía. Nosotros, estábamos más que seguros de que nuestro destino era una ciudad pegada al aeropuerto (a unos 40 Kms. de la ciudad de Vladivostok), y donde últimamente, estaban viajando la práctica totalidad de nuestros compañeros de aventuras.
     Al llegar a Vlad, la noticia fue otra: era en la misma ciudad de Vladivostok! Entonces, empezamos a recordar, de todos nuestros amigos, cuáles de ellos nos habían comentado que sus hijos, esperaban allí...y el resultado era: 2...
     El primer día, hicimos un par de fotos del exterior de la casa cuna, para enviárselas por si de paso, en nuestra visita, podíamos conocer a sus pequeños y darles una agradable sorpresa durante la espera...
     Pues de las 2 respuestas (siempre recibes contestación); la primera era negativa, pero la segunda, que recibíamos mientras desayunábamos para acudir por segundo día a la casa cuna, fue...afirmativa!!! Unos de nuestros amigos, tenían allí a su peque!
     Creo que ya vais conociendo todos, mi atrevimiento cuando se trata de cosas tan importantes (en éstos casos, no así en la vida cotidiana)...así que, pregunté su nombre cuando jugábamos en el parque, en los columpios. Se extrañaron de la pregunta, por lo cuál, rápidamente les comenté (por medio de la traductora), que éramos amigos de sus papás, que estaban esperando para ir allí en unos días ya en su tercer viaje: la cara les cambió a las cuidadoras y notamos cierta alegría por aquellas palabras, a lo cuál, rápidamente nos contestaron... Allí estaba, exactamente junto a nuestro pequeño: estaba en su grupo de aproximadamente 12 niños y niñas; y jugando con él!... La cara nos cambió: otra casualidad más en ésta historia. Y una gran alegría de sentirnos tan cerca de los sentimientos de nuestros amigos. Como no costaba nada, e incluso podíamos y queríamos experimentar lo que era dar una sorpresa tan agradable a quienes esperan a su tesoro; y con la cercanía de tener en todo momento a esa criatura tan preciosa a nuestro alrededor...todos los días hicimos fotos para enviar a nuestros amigos. Nunca había sentido tanta ilusión por poder ofrecer algo, que además no era material, ni costaba ningún dinero. Por regalar sentimiento! y vaya si lo logramos: el primer día, y con los medios que teníamos, pudimos enviar 4 ó 5 fotos, que era lo que nos permitía en esos momentos el correo móvil... y eso, fue una bendición para toda la familia. La sorpresa, la teníamos guardada para el día que llegásemos a casa...el resto de las fotos, ya están en su destino: en la casa que compartirá en unas semanas con nuestros amigos, ese pequeño ángel rubio que conocimos bajo el sol de Vladivostok...

     Sueño con que ese espíritu ético y bondadoso de la familia de la adopción, se traslade algún día a la sociedad, y todos nos sintamos felices de poder decir que la gente, es buena por naturaleza...
     Obnimat', Denis...