viernes, 30 de octubre de 2015

Un nuevo día para recordar...y seguir soñando despiertos.

     Ayer, tras una nueva revisión oftalmológica, en la que comprobamos la positiva evolución en la vista de Lera; visitábamos a unos buenos amigos, compañeros de proceso de adopción y de vivencias, ya que compartimos destino, ubicación y a todos y cada uno de intermediarios, para conseguir tener en casa a nuestros pequeños. Llevábamos semanas tratando de conocer a su retoño, volverlos a ver a ellos tras su regreso a casa y con inmensas ganas de que se produjera el encuentro de nuestros hijos; pero el ritmo que nos imponen los quehaceres, lo habían pospuesto hasta ahora...y verdaderamente, el sentimiento, los recuerdos y pensamientos que nos invadían la mente al observarlos, nos permitía sentir ese nexo que une tantas y tantas cosas en nuestras vidas, alrededor de esos hijos que nacieron tan lejos de estos que ya son para siempre, sus hogares. 
     Meditando sobre la importancia de los orígenes, no podíamos comprender cómo hay quienes reniegan de la realidad que han vivido sus pequeños y tratan de hacer ver algo negativo del lugar en el que han sido cuidados hasta nuestra llegada: es triste que haya quien piense así, porque es importante para ellos (y más en el futuro...), que sepan, y más cuando ha sido así, que existían personas con grandes corazones, que con los medios disponibles, hacían maravillas para lograr su bienestar y lograr estimularlos a pesar de las adversidades a las que se enfrentaban. Para la gran mayoría, siempre nos quedará un enorme agradecimiento hacia quienes cuidaban y se responsabilizaban de ofrecerles lo que estaba a su alcance para conseguir hacerlos sentir felices (triste, pero es lo único que podían conocer, al menos en las casas cuna donde conviven los más pequeños...). Para la mayor parte de familias, las profesoras (o cuidadoras), doctoras y encargadas de administrar los centros o instituciones públicas donde crecían los pequeños, son y serán siempre personas muy queridas y recordadas por todos y cada uno de los detalles y por la dedicación a nuestros hijos durante esa etapa más o menos larga de su vida...así como también serán muy queridos aquellos que formaron parte o colaboraron para su llegada a casa. También lo serán quienes han compartido cada momento del proceso; muchos de ellos también papás gracias a la adopción...porque seguiremos compartiendo gratos y emotivos momentos y encuentros como lo fue el de ayer. Es tal la ilusión por conocer los detalles y hacerlos tuyos, que de inmediato, surgen los planes, deseos y sueños de un futuro juntos, visitando aquellos lugares y a todas esas maravillosas personas que tuvimos la enorme fortuna de conocer: y no tengo la menor duda, que haremos lo posible por seguir haciendo realidad todos aquellos deseos y sueños más ansiados, tratando de ofrecerlos y planificarlos en algún momento, para poder seguir compartiéndolos con todos. 

     Felices sueños a todos...y que más pronto que tarde, consigáis hacerlos realidad.

domingo, 25 de octubre de 2015

La transformación afectiva y la enorme recompensa de vivir los cambios.

     En distintas ocasiones, creo haber comentado el dolor y el vacío anímico que produce a quienes visitamos en alguna ocasión una casa cuna u orfanato; la sensación de mostrar u ofrecer algún gesto de cariño a los pequeños, y comprobar que no conocen su significado: ofrecerlos un abrazo, plasmar un beso en sus mejillas o dedicarles una caricia o unas cosquillas; y sentir su carencia de emociones y una triste y demoledora indiferencia al afecto... Es posiblemente, uno de los detalles que más marcan a quienes nos embarcamos en un viaje en el que, a corazón abierto, tratamos de ofrecer nuestro Amor a los pequeños, sin saber de antemano, que en muchas ocasiones y por más que nos esforcemos, pueden no generar una reacción o incluso rechazo por su parte. No es así en todos los casos; pero en ocasiones (sobre todo para quienes están por vivir ese primer encuentro...), es bueno tenerlo en cuenta, en caso de presentarse esta situación, para poderlo ir modificando paso a paso y sin que el corazón se vea más afectado de lo necesario. En ocasiones, los menores ya han sentido el cariño de "alguien" en su vida...de esa persona que en algún momento les ha permitido sentir cariño o afecto (incluso una cuidadora); y su reacción es mucho más cercana, lo cual hace todo más fácil. En cualquier caso, los adultos debemos ir "picando piedra", pasito a pasito para no sobrepasar esa barrera invisible que los separa y que les permite tener un espacio: debemos ir a su ritmo, en lugar del nuestro...porque así, siempre será más fácil hacerlos sentir "especiales". Después de un espacio de tiempo que varía dependiendo de muchos factores (internos y externos de los peques), se van abriendo cual flor, y solicitando más de aquello que les hace sentir cada vez más cómodos: empiezan a demandar esos abrazos y besos o aquellas cosquillas y caricias que poco tiempo antes, no les permitían sentir ninguna emoción, o que incluso les generaban temor. También ese importantísimo y reconfortante avance, nos permite recuperar el aliento que de forma angustiosa, se nos escapaba al comprobar el escaso estímulo que les proporcionaban anteriormente las muestras de afecto. 
     A día de hoy, en nuestro caso y tras haber sentido aquel pellizco en el corazón al comprobar el temor que ocasionaba el acercamiento; cada gesto de cariño que nos dedica Lera, adquiere aún más significado.
     Tras un tiempo en casa, ya podemos sentir en plenitud, lo gratificante de verla feliz: el regalo de tenerla en nuestras vidas; pero también en las de nuestros seres queridos... o incluso, el cariño de profesores, compañeros e incluso los papás de estos, que van conociéndola a través de sus hijos. Nuestra hija, transmite alegría y energía; mientras reparte simpatía ...y ello, la permite ya ser tan querida por todos. Aquellos temores pasados, ya son historia...y cualquier gesto o mirada amable le agradan y los comparte y reparte con total naturalidad; como un acto innato, tratando de atraer la atención con su ternura y simpatía.
     Es ella misma, cuando encuentra el momento y las palabras; quien nos descubre y muestra sus avances...en forma de canciones, palabras...e incluso sonrisas. Ella requiere su tiempo y quizás elige el momento, tratando de sorprendernos una y otra vez, sabiendo lo que nos agrada observarla mientras se expresa a su modo en cada caso. 
     Cada instante junto a ella, es una gran recompensa. Disfrutamos a su lado algo tan simple como lo es cada viaje de ida y vuelta al cole...o cada nueva expresión que emana (o trata de hacerlo) a través de sus gestos o incluso de sus labios... 
     Gracias, hija mía; por hacernos tan dichosos con tu presencia...y por permitirnos observar en tus ojos, así como a través de tus actos, esa inmensa ilusión y felicidad con que afrontas todas y cada una de tus actividades diarias.

lunes, 19 de octubre de 2015

Un sonido atronador, nos trasladaba al otro lado del mundo.

     Exactamente hace una semana, disfrutábamos un lunes distinto... Fiesta Nacional en España: una jornada festiva, en honor también a la Virgen del Pilar. Como es habitual, Desfile Militar por el centro de Madrid...y casualmente eso, exaltaba de repente nuestros sentimientos: reconozco que siempre me ha atraído este desfile y lo he seguido siempre que he tenido ocasión; pero esta vez, eran los aviones que surcaban el cielo por encima de nuestras cabezas, quienes nos emocionaban recordando aquellos reactores que constantemente nos acompañaban (de día y de noche), controlando el espacio aéreo en los alrededores de Vladivostok durante las pasadas navidades. Ese sonido ensordecedor que entonces nos resultaba familiar y nos acompañaba en el trayecto a Savodskoy; lo volvíamos a escuchar al observar en su vuelo bajo a "nuestros chicos" a bordo de esas naves que velan al igual que ellos, por nuestra seguridad. Realmente, es un sonido peculiar y poco habitual, que parece rasgar el cielo de un lado a otro, como si presentase la caída un gran telón. Un atronador sonido, que en esta ocasión volvía a acelerar nuestros corazones; porque esta vez sí, lo sentíamos ya con la ilusión de hacerlo junto a nuestra hija... 


viernes, 16 de octubre de 2015

También el cuerpo y la salud, se ven afectados por la Espera...

     A pesar de haber hablado en multitud de ocasiones de ello, el tema central de hoy, será algo tan difícil y sufrido como es la tensa Espera durante la adopción de menores en Rusia. 
     Encuentro hoy una muestra más de lo que puede significar esperar ese momento en que suene el teléfono, que permita emprender el viaje definitivo para unirse para siempre en familia. Poco a poco, tras mucho tiempo y contratiempos, llega una situación en que la Ansiedad y Angustia de esa espera, pueden afectarnos continuamente; y con ello, conseguir impedir nuestro descanso... Hasta ahí, parece algo evidente, que todos quienes se han embarcado en la adopción, y más concretamente en Rusia (por el hecho de viajar a conocer a los pequeños y volver a casa para esperar un retorno cuanto antes), conocen. Pero hay detalles en que no podemos fijarnos y apreciar una vez finalizado el proceso y tras llegar a casa con nuestros hijos, debido al ritmo exigido para trámites y adaptación: hay factores que en ocasiones pasan inadvertidos, pero que están presentes y derivan de ese estado inexplicable que se sufre durante ese período. En mi caso, existían factores como tener conocimiento del interés de familias rusas en conocer a nuestra pequeña; que provocaban un malestar que además, no podía exteriorizar para no preocupar aún más a Paula, que desconocía una situación que podía hacerlo todo más complicado. Ese malestar, se vio reflejado en unos análisis clínicos, requeridos (a pesar de la obligación de realizar de igual modo otros en la Federación Rusa) en todo caso por las autoridades rusas, así como unos exámenes de especialistas médicos, cuyos resultados son siempre utilizados y cotejados por los jueces, durante el juicio de adopción que se trate. En ellos, muchos factores y resultados, se veían alterados por circunstancias que entonces podíamos achacar a medicamentos, por no encontrar sentido; pero que a día de hoy, tras la realización de unos nuevos, únicamente puedo creer que tenían su origen en el "extraordinario" estado en que se encontraban mi organismo y mi propio metabolismo. En aquellos análisis (tanto los realizados en España como en Moscú), había niveles descompensados, que tras unos meses en casa (aunque no exentos de otras graves preocupaciones), han vuelto a la normalidad. Es cierto que algunos de aquellos datos, crearon ciertas dudas durante el juicio, e incluso a nosotros mismos tras la llegada de Lera a casa; pero las prioridades sufrieron un cambio tal, que hasta ahora, no había encontrado el momento de repetirlos. Hoy, tras varios meses, se despejan temores; y hasta los datos, demuestran lo que puede alterarse nuestra propia salud tras una situación tan tensa y a menudo cruel, como es la Espera durante un proceso de adopción...
     Mucho ánimo, porque a pesar de todo, llega ese momento de decir con seguridad: "Comienza una nueva vida...Todo mereció la pena".

miércoles, 14 de octubre de 2015

Una jornada muy esperada...la de una llegada a casa muy especial.

     Ayer, fue uno de esos días que nos quedarán para siempre en la retina y que servirán para recordar cuál debe ser el final en todos y cada uno de los procesos de adopción...la llegada a casa de los pequeños: a ese, su hogar, que siempre los estará esperando. Se trataba de un instante muy esperado, ya que era el momento de recibir a un pequeño a quien hemos visto crecer a través de las imágenes que nos llegaban y del amor de quienes ya son sus papás para siempre: unas personas luchadoras, que siempre han estado al lado de los demás, ofreciendo su esfuerzo para la llegada a sus familias de todos los pequeños...y que han recibido al fin, la merecida recompensa de poderse unir para siempre. Ayer era para ellos el momento que tanto esperamos todos de llegar al aeropuerto junto a nuestros hijos; porque sólo entonces, puedes empezar a creerlo... Como esta misma mañana nos confesaba ésta feliz mamá, le costaba creer que al despertar, su querido hijo ya estuviera en casa con ellos. Ese primer día, es como despertar del sueño...porque salir por la puerta de la terminal y ver familiares, amigos, y en definitiva, personas conocidas, te hace comprender que definitivamente, no hay vuelta atrás... Y por vez primera, puedes respirar y sentirlo junto a quienes has compartido tanto las alegrías, como los momentos de mayor tristeza y desaliento. En este caso, se trataba de una de esas familias con quienes más de cerca hemos compartido el mayor deseo de nuestras vidas... Nos conocimos hace algo más de dos años, cuando en un momento dado, fuimos recibiendo noticias sobre la paralización de los procesos de adopción en Rusia. Por aquellas fechas, ya habían conocido a su pequeño aproximadamente medio año antes; y aún así, nunca dieron su brazo a torcer, como tampoco lo hicieron todas aquellas a quienes tanto nos unió la adversidad. El de ayer, fue de hecho un día en que además de la tremenda emoción (y las lágrimas que asomaban, esta vez de alegría...) que sentimos al verlos salir por esas puertas del aeropuerto; sentimos también una especie de escalofrío, pensando y procesando la información y los momentos compartidos, que a modo de diapositivas, recorrían nuestra mente a increíble velocidad... al tiempo que recordábamos, a quienes aún continúan por el duro camino de sus sueños. Ese pensamiento, nos emplazaba ya al siguiente paso, sin haber terminado de dar el ya iniciado: continuar adelante, acompañando y ofreciendo nuestro aliento y esfuerzo a estas (y muchas otras) familias, con la misma determinación con la que todos lo hicimos hasta ahora. Así pues, fue esta una jornada realmente feliz; pero tras esta nueva travesía que finaliza casi milagrosamente (por el tesón sobre todo, tanto de los papás como de su hijo...) con éxito, esperan muchas otras que tras no pocos obstáculos, culminarán con esa misma Felicidad plena con que ayer, estos amigos llegaban a su hogar...y esa misma con que los esperábamos junto a esas otras familias ya conocidas con quienes allí coincidimos. Sabemos a ciencia cierta, que muchas otras familias, querrían haber estado allí a su lado; pero aunque el horario de llegada no era propicio, al vernos, sintieron al igual que nosotros, a todas aquellas personas a quienes hemos conocido y compartido; y a quienes tanto nos hemos unido a lo largo de esta larga travesía...
     La timidez del pequeño a su llegada, contrastaba con esa hermosa sonrisa, que parecía propia de quien reconoce la victoria tras la batalla...de quien aprende de la adversidad para hacerse fuerte y conoce su propia fortaleza a través del esfuerzo. Se trata de un pequeño "héroe", que nos sorprendió a todos al conocer su determinación para que fuera esta y no otra su familia...tras reconocer el Amor incondicional que lo dispensaban, aún sin haber conocido hasta entonces su significado. Él, nos demostró que también fue capaz de seguir su instinto, tras sentir ese mismo flechazo que siempre se produce en los adultos al conocerlos... El tiempo perdido por los pequeños, no puede recuperarse; pero puede servir, como en este caso, para afianzar y estrechar el vínculo familiar, a pesar de la enorme distancia que los separaba, permitiendo que ese famoso hilo rojo del Destino, los mantuviese unidos para siempre.

     Creemos que tras tantas lágrimas retenidas (además de aquellas imposibles de contener en muchos casos), llegará un momento de liberarlas cuando todo termina: pero ahí está el verdadero significado de la adopción...que te cambia tanto la vida, que no puedes detenerte a observar las piedras encontradas en el camino; sino a tratar de ver las oportunidades que se nos ofrecen e intentar aprovecharlas, aprendiendo además con ello a sortear las que en el futuro se nos presenten. Comienza entonces una nueva etapa, en la que las dificultades y los retos son otros...pero en la que muchos de aquellos que conocimos, nos seguirán acompañando y compartiendo sus vidas, independientemente del estado, etapa o distancia que nos separe. No pasaremos "pantalla"; porque el proceso nos atrapó...y al igual que otros encontramos siempre en quién apoyarnos en algún momento de dudas, habrá quien necesite hacerlo en quienes ya completamos este primer tramo. 
     La llegada de cualquier menor a una familia, es maravillosa: pero cuando estos no lo hacen directamente al nacer, sino a través de un aeropuerto o una escala intermedia, adquiere un significado especial, que únicamente el corazón nos logra transmitir... 


viernes, 9 de octubre de 2015

Ese precioso tiempo para compartir...que siempre parece escasear.

     Tras muchos días en que se hacía imposible ponerse a escribir; encuentro un momento para hacerlo...porque a su vez, permite recuperar un poquito de lucidez y hacerlo con más constancia. Cuando comienzas a desarrollar un pensamiento, empiezan a fluir ideas sobre temas relacionados con la adopción y la post-adopción, pero a menudo, el tiempo es un obstáculo para poderlo hacer. De esto, saben mucho todos aquellos que deben compaginar el trabajo y el día a día habitual, con la elaboración y publicación en un blog: y en parte, en muchas ocasiones se siente uno mal por no poder responder a muchos comentarios y ser partícipe en muchos de estos blogs tan interesantes (y de aquellas propuestas a participar en premios blogueros, cuyo único impedimento es realmente el tiempo) y que a pesar del escaso tiempo, se tratan de seguir... En nuestro caso, tras la adopción, siento que es aún más complicado seguir publicando entradas con la asiduidad que lo venía haciendo, pero realmente (y espero y deseo que todos aquellos que ahora esperan la llegada de los pequeños a través de muchos otros blogs amigos...y otros por conocer; puedan experimentarlo muy pronto) ese tiempo tan limitado del que se dispone, no es suficiente para atender y compartir junto a Lera y Paula, e incluso para tratar de descansar. Aún así, quiero agradecer las palabras amables que con tanto sentimiento y de corazón, nos dedicáis habitualmente muchos de quienes compartís vuestras vivencias e historias personales a través de este blog. También, agradecer a quienes en varias ocasiones, nos habéis hecho partícipes (y a buen seguro seguís haciendo) de vuestras noticias durante el proceso...y mostraros la alegría, ilusión y esperanza que ello nos genera en todos los casos. De igual modo, anima y reconfortan aquellos mensajes que por diferentes motivos, llegan solicitando algún tipo de información o ayuda, aunque muchas veces puede ser simplemente anímica. Compartir el camino es algo muy importante y que de manera positiva, marca siempre el proceso de adopción: y sobre todo, lo hacen las personas con quienes se tiene ocasión de hacerlo. Es por ello que hoy, ante todo, deseo transmitir esa energía positiva que siempre nos ha caracterizado, a todos aquellos que siguen esperando su momento. Esta semana, recibíamos varias gratas noticias que acercaban a distintas familias a sus hijos; y a otros, les permitía poder conocerlos muy pronto. Este camino, nunca concluye, porque siempre quedarán pendientes familias con quienes compartir y a quienes arropar en los momentos que sea necesario...y por ellos y por sus pequeños, siempre merecerá la pena seguir adelante, mostrando la enorme y maravillosa oportunidad que se nos ofrece siempre, a menores y mayores, de ampliar la familia a través de un proceso tan duro, pero a su vez gratificante como es la adopción. Cada circunstancia, cada obstáculo y situación, quedará a la interpretación de cada uno tras la llegada de los pequeños a casa; pero sin lugar a dudas, por muy tortuoso que sea el camino, llegará un momento en que todos podáis sentir que "todo, mereció la pena". Aunque muchas veces creamos no poder más; y aunque parezca repetitivo y difícil de asimilar en muchos casos: "hay que dar tiempo al tiempo"...y en muchos casos, la adopción te hace sentir que esta frase llega a su máxima expresión y tirantez: siempre hay que seguir adelante, porque además de que cada uno puede hacer realidad sus propios sueños, todos tenéis la mejor motivación en los rostros (en muchos casos aún desconocidos) de esos pequeños que os esperan para uniros en familia. Durante el proceso de adopción, debemos recapacitar y pensar que a pesar de que nuestra tristeza e inquietud están latentes; quienes más sufren y más lo necesitan, son los pequeños que permanecen en los diferentes centros... Por lo tanto, aunque para nosotros es siempre el mayor deseo, también esa debe ser la mayor motivación.
     Os dejo una frase que escribí hace mucho tiempo, cuando la tristeza inundaba el corazón y la cabeza y trataba de encontrar respuestas... 
     "Hay noches, que los recuerdos empapan la almohada...que es imposible conciliar el sueño y resulta más duro seguir adelante y volver a despertarse con ilusión": pero con el tiempo, encontré esas respuestas en el interior y en el cariño de los demás; y es ahí, donde conoceréis y aprenderéis de vuestra fortaleza y vuestras capacidades para conseguir llegar al final feliz...porque también ese final os espera a todos.

viernes, 2 de octubre de 2015

Un nuevo ciclo de la vida...

     El del miércoles, fue un día de celebración; un día que completa un primer ciclo en nuestra familia: el cumpleaños de Paula. Con él, hemos pasado juntos ya en familia los tres aniversarios de nacimiento; eso sí, con un sentimiento muy especial, como si se tratara en cada caso del primero... Es muy agradable poderlo hacer con la Intensidad y la ilusión que desprende Lera: esa ansia por conocer y por sentir y disfrutar el momento, se hace contagiosa. Es bien cierto, que pasamos una racha en la que aún habiendo motivos, el cansancio y el ánimo, nos impiden relajarnos y celebrar cada ocasión como requiere; pero además de generarnos energía y alegría, nuestra hija (por supuesto, también Paula) merece poder vivir cada instante y hacerla sentir protagonista...porque ella es esa inspiración que lo permite. Creo que todos, podrán intuir o conocerán qué se siente al observar a los pequeños soplar con tremenda felicidad, unas velas cuyo significado nunca antes pudieron o tuvieron ocasión de comprender.
     Fue una celebración relajada y tranquila, en torno a un café y unos dulces...pero permitió disfrutar un momento íntimo, con un mínimo instante de despreocupación propia de los niños. El único punto negativo, el momento de volver a la rutina diaria: la hora de acostar a Lera, que se resistía a finalizar una jornada especial...que llegó acompañada con las habituales lágrimas de agotamiento con que las grandes citas concluyen siempre para los pequeños. Al día siguiente, esperaba un nuevo madrugar para acudir al cole con esa simpatía y esas ganas que la caracterizan.