lunes, 19 de octubre de 2015

Un sonido atronador, nos trasladaba al otro lado del mundo.

     Exactamente hace una semana, disfrutábamos un lunes distinto... Fiesta Nacional en España: una jornada festiva, en honor también a la Virgen del Pilar. Como es habitual, Desfile Militar por el centro de Madrid...y casualmente eso, exaltaba de repente nuestros sentimientos: reconozco que siempre me ha atraído este desfile y lo he seguido siempre que he tenido ocasión; pero esta vez, eran los aviones que surcaban el cielo por encima de nuestras cabezas, quienes nos emocionaban recordando aquellos reactores que constantemente nos acompañaban (de día y de noche), controlando el espacio aéreo en los alrededores de Vladivostok durante las pasadas navidades. Ese sonido ensordecedor que entonces nos resultaba familiar y nos acompañaba en el trayecto a Savodskoy; lo volvíamos a escuchar al observar en su vuelo bajo a "nuestros chicos" a bordo de esas naves que velan al igual que ellos, por nuestra seguridad. Realmente, es un sonido peculiar y poco habitual, que parece rasgar el cielo de un lado a otro, como si presentase la caída un gran telón. Un atronador sonido, que en esta ocasión volvía a acelerar nuestros corazones; porque esta vez sí, lo sentíamos ya con la ilusión de hacerlo junto a nuestra hija... 


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