jueves, 14 de abril de 2016

Fortaleza o la Necesidad de valerse por sí mismos...a los dos años de edad.

     La semana comenzaba con la intención de comentar ciertos aspectos que estuve meditando y desarrollando durante el fin de semana; pero los acontecimientos dieron al traste con ello: y me impidieron hacerlo, pero también me permiten comenzar (aunque con retraso) relatando otras situaciones que se han dado estos días... 
      Estas intenciones, se vieron alteradas por una inesperada caída que provocó la visita al médico y como consecuencia de ello, unos puntitos en la ceja de Lera. Es habitual en los niños caerse, pero cuando además vives en constante excitación y alegría, el cuerpo te pide marcha; y es lo que no le falta a nuestra pequeña. En principio no era nada grave, pero el hecho de portar gafas fue el desencadenante de dicha herida; ya que se dio de bruces contra el suelo de casa mientras corría provocándome para ir tras ella, clavándose la patilla en su rostro. Aunque nos tiene habituados, no deja de sorprender su Fortaleza y Valentía: y nos permite apreciar al mismo tiempo, sentimientos totalmente opuestos. Por un lado, como expresaba anteriormente, vemos esa Fortaleza que nos demuestra, pero al mismo tiempo nos permite recapacitar y conocer el "por qué": es evidente que su estancia en la casa cuna, donde cada cual debía conseguir hacerse valer entre sus semejantes, marcó ese aspecto y lo desarrolló de forma poco habitual en menores de esta edad...y esto, nos provoca cierta tristeza al tiempo que nos sentimos en cierto modo contentos de ver que cuando verdaderamente necesita ayuda, acude de inmediato a pedírnosla; aunque si bien es cierto, únicamente exterioriza dolor cuando éste es real (aunque va aprendiendo a simularlo en situaciones en que no desea realizar alguna actividad...pero se la ve a la legua!! Porque si además le preguntas, debido a su inocencia, te expresa la realidad). Parece inverosímil, pero ya pudimos constatar que incluso sin haber cumplido aún los dos años de edad, cuando la conocimos, ya trataba de valerse por sí misma; comportándose y atreviéndose a realizar acciones que no creíamos al alcance de alguien tan diminuto...por ser aún un bebé!

     Es triste sentir que parte de su pasado ha forjado una identidad o una forma de actuar; pero también es cierto que en ocasiones, es favorable apreciar sus avances y madurez en algunos aspectos básicos. Parece una dualidad constante, aunque vamos valorando y tratando hacerla saber cuáles de estos comportamientos y reacciones debe mantener y cuáles deben ser modificados.

     Es increíble observar la tranquilidad con que es capaz de asimilar los puntos en lugares tan sensibles, sin mostrar ningún tipo de dolor...algo que sorprendió aún más a las enfermeras y al doctor que la atendían. La atención que la dispensaron fue fantástica y lo cierto es que las urgencias pediátricas del Hospital de San Rafael, merecen todos nuestros halagos y respeto. 
     La jornada, tras este altercado, se vio modificada y con un retraso obvio...pero le permitió a Lera concluir la jornada con buenas ganas de tomar un descanso. 

     También el martes, era una jornada de recuerdos: exactamente tres años antes, nos era asignada la región de Vladivostok, donde tiempo después, conoceríamos a la princesita que se convertiría en nuestra hija... Un lugar tan especial, que a día de hoy, aún nos permite soñar despiertos. Parece mentira el tiempo transcurrido; pero de igual modo, se acumularon numerosas vivencias que hicieron de cada día, una nueva enseñanza y una experiencia inolvidable.

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