domingo, 30 de junio de 2013

Noches en vela en Vladivostok...

     No poder conciliar el sueño, y despertar todas las noches llorando, pensando que lo que acababa de empezar, tenía fecha de caducidad, y que éste maravilloso viaje, tendría una pausa de unos meses para continuar...eso es lo que nos hacía pasar en vela las noches de Vladivostok.
     Estas noches de insomnio, también servían para pensar en el juicio: qué lastima no estar ya en él, porque la imaginación, habría hecho que fuera un auténtico espectáculo de seguridad y confianza... lo mismo que hemos sido capaces de absorber hasta este momento durante el camino realizado.
     También hemos conocido éstos días, otros niños y niñas que no nos dejaban dormir, pensando en si llegará su oportunidad, porque la cara de ilusión y alegría por ello, les hace ser felices con lo que tienen en éste momento; pero algún día, a alguno de ellos, se le acabará esa esperanza...
     No poder dormir allí, significaba pasar horas escribiendo y que aún así, diera la hora de levantarse actualizando el blog con las novedades del día, poniendo al corriente a toda la familia y amigos (que es prácticamente imposible hacer frente diariamente a ello); y contando todo lo ocurrido en los grupos de adopción (porque la experiencia, es buena para los demás y lo hace todo más fácil). Cualquier hora era buena porque, mientras en Vlad se dormía, (o se intentaba) aquí era de día...y cuando aquí llegaba la noche, allí discurría nuestra historia.
Mi Mayor deseo es que mis hijos siempre sepan cuanto los quiero y que durante el resto de sus vidas sabrán que,
 pase lo que pase, siempre estaré allí para ellos, de alguna forma.
Mis hijos son un regalo y siempre los consideraré un tesoro.

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