lunes, 16 de marzo de 2015

Un aniversario difícil de olvidar.

     Cómo pasa el tiempo... Y lo que un día parece un presente cubierto de nubes, donde parece no salir nunca el sol; otro nos permite  pensar cómo puede haber cambiado todo tanto, por verlo con mucha más nitidez y claridad. Aún así, hay momentos y circunstancias, que marcan la vida y dejan una cicatriz que nunca desaparece, tanto por aspectos positivos como por los más adversos. 
     Hija mía: Ayer, hacía un año que nos dejaba tu abuelo... Aparentemente, no es un día especial, porque normalmente, nos dedicamos a recordar estos aniversarios con la tristeza por la pérdida y por todo lo que deseábamos aún compartir y que de un momento a otro, desaparece para siempre. Aún así, con un pellizco en el corazón, que incluso por momentos me encoge la voz, creo que es una fecha que debemos recordar siempre con cariño...por todo lo positivo que nosotros tuvimos la fortuna de compartir y por todas las enseñanzas que obtuvimos de los momentos más difíciles. Lo más duro de asimilar, es que no pudiera conocer a esas nietas que veníais en camino: con tiempo concreto de llegada en un caso...y con la incógnita total en el tuyo. Hace un año, tu abuelo y yo, hablábamos de tí... Y tratábamos de hacernos fuertes juntos, mientras en las últimas horas imaginábamos como serías... Cuan distinta habría sido la despedida, habiéndote podido poner rostro antes: y más aún teniendo en cuenta lo importante que fue la Esperanza de creer en tu llegada y pensar en que pudiera ser mucho antes de lo que fue...para al menos haberlo podido despedir con la ilusión de saber que eras tú quien nos esperabas: pero el tiempo, fue una barrera infranqueable e inesperada que nos separó de él mucho antes de lo deseado.
     Un año después, el recuerdo es contradictorio: tenerte aquí, a nuestro lado, nos permite sentir añoranza y lástima por no poder compartirlo con tu abuelo; pero también nos consuela imaginar lo que habría disfrutado en cada instante, pudiendo observar esa sonrisa y sintiendo esa ilusión que libera tu cuerpo a pasos agigantados ...lo que habría sollozado habiendo visto nuestro mayor sueño hecho realidad: porque ese sueño, ese deseo, eras tú, Lera... 
     Ahora, tu abuelo ya te conoce, porque hay un buen amigo que a su lado acaba de llegar; y como siempre hizo con nosotros, portando en su maletín, un álbum de fotos de nuestro encuentro...para que nunca, a pesar de la distancia, tampoco él nos pueda olvidar... 

     No te olvidamos, papa...y tu nieta te conocerá y querrá siempre a través de nuestros corazones. Si pudiera tenerte aquí una vez más, dejaría que ese último abrazo fuera para ella; porque era quien ya esperaba mientras nosotros tratábamos de imaginar, en aquellas últimas e íntimas noches de hospital.

1 comentario:

Déjanos aquí tu comentario, que será publicado con todo nuestro agradecimiento. Esperamos ser de ayuda.