miércoles, 15 de julio de 2015

Con el habitual ritmo frenético de vida...se te puede echar de menos.

     La pasada semana, el agotamiento físico e incluso el psicológico, llegaron a un nivel muy elevado; y pasados los días, comenzamos a observar alguna muestra de los efectos que puede conllevar algo tan habitual, pero quizás difícil de detectar y relacionar con la actitud de nuestros pequeños. 
     Fueron unos días en los que por motivos laborales, estuve más cansado y pendiente del trabajo; y por ello, quizás un poco más ausente en determinados momentos junto a Lera. Durante unos días, sentía de Lera un poco de rechazo y algo de agresividad (que yo relacionaba también con las excesivas temperaturas); y llegó un momento en que incluso me enfurecía pensar en ello, porque para mí, era muy duro y difícil comprenderlo! Pero llegó, tras esas largas y agotadoras jornadas, una tarde de más tranquilidad y descanso: y aquí, llegaron las conclusiones y la explicación a esa actitud de rechazo por parte de Lera... "Me estaba echando de menos!!! Echaba de menos la presencia y la compañía de su papá!!! Me estaba pidiendo tiempo y me necesitaba a su lado!!! Y encima, me enfadaba al no comprender que algo tan sencillo era el problema"... Resulta, que yo no era el único que echaba de menos a su papá (aunque ahora nos cuide desde el cielo): lo tenía justo a mi lado, con la diferencia de que yo aún estaba a tiempo de ponerle remedio.
     Ojalá, esto pueda ayudar a muchos otros; porque a pesar de haberlo escuchado y leído una y mil veces, no llegaba a comprender que pudiera anhelar tanto mi presencia: e incluso estando presente, que pudiera sentir una falta de atención por mi parte, debido al cansancio y estrés de jornadas anteriores...
     Y nos dimos cuenta gracias a mi querida Paula: estos días, el ajetreo había sido aún más elevado de lo usual; y habíamos estado comentando tanto los cambios de humor y actitud de nuestra hija respecto a mí, como lo que podía repercutir y perjudicar a Lera, todo lo que ocurría a nuestro alrededor, sin tener ella culpa alguna. Fue por la tarde, al terminar el habitual y divertido baño en la piscina, cuando le pareció que la jornada a mi lado llegaba a su fin...que comenzó a advertir que ocurría algo distinto; y empezó a comentar: "papá se ha ido?", dando a entender que ya tocaba despedirse. Pero recibió una respuesta negativa, que quizás no llegaba a comprender o deseaba asegurarse por completo, ya que prosiguió tratando de atraer mi atención para presenciar y sentir mi compañía durante el baño previo a la cena. Y así fue, que aparecí a su lado, para acompañarla y observarla todo el rato, cuando me pidió algo que tanto la gusta: bañarse con papá! Así es que, el siguiente paso, fue satisfacer su petición; algo que a decir verdad, me agrada tanto o más que a ella...aunque no siempre sea posible realizar. El baño, duró bastante más de lo normal; pero también, fue mucho más grato de lo que sea posible imaginar. Viendo su alegría y escuchando constantemente, tras varios días sin hacerlo, la palabra "papá"...está claro que todo el tiempo ya estuvo dedicado a ella (en compañía también, de su mamá) e incluso quiso que la llevara a la cama para darnos una cariñosa despedida de buenas noches (bueno, hasta que quiso quedarse dormida, puesto que estuvo muy graciosa atrayendo nuestra atención durante un rato...); dejándola claro que estaríamos ambos (papá y mamá) muy cerca en todo momento por si necesitaba algo... Fue realmente grato; y trataremos de no trasladar a Lera, los efectos contaminantes del ritmo de vida a que estamos constantemente expuestos; manteniendo al margen situaciones que para nada tienen comparación con la máxima prioridad, que en todo momento, debe ser ella. 

     Existen pequeños detalles, que son verdaderamente importantes a pesar de no darnos cuenta de ello...y eso es lo que precisamente, nos provoca a las familias adoptantes, ese estado de continua y eterna alerta, para tratar de prevenir, afrontar y sobrellevar cualquier situación que se pueda presentar; lo cuál con el tiempo y la experiencia, nos empuja a lo que tantas veces hemos oído todos: una sobreprotección hacia nuestros hijos. Y aún así, siempre habrá situaciones que se nos escapen...aunque con ayuda de todos, suele encontrarse la solución. Nadie dijo que fuera fácil; y a pesar de ello, siempre tendrá gran recompensa...y sin duda, merecerá la pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjanos aquí tu comentario, que será publicado con todo nuestro agradecimiento. Esperamos ser de ayuda.