viernes, 4 de marzo de 2016

Una jornada de puertas (y corazones) abiertas...también a quienes siguen esperando.

     Este pasado lunes, era la jornada de puertas abiertas en las aulas de infantil del cole de Lera. Pues cómo no, hicimos lo posible por acudir y compartir con ella y sus compañer@s y profesoras, una horita de su rutina escolar. Acudíamos con gran ilusión, sabiendo lo feliz que sería de vernos allí, observando sus avances; compartiendo con nosotros sus canciones y actividades preferidas... Y así fue: realmente fue tan maravilloso como habíamos imaginado. Compartimos también ese tiempo con otros papás; pero la felicidad nunca lo es para todos: hay algo que no conseguía pasar por alto; y era el hecho de que no todos los papas, podían estar presentes en esos momentos. Ese hecho, me hacía sentir cierta tristeza...más aún conociendo a todos esos niños a quienes me esforcé por conocer incluso sus nombres desde el primer día... Sin duda, tratamos de hacerles sentir bien a todos; pero alguno de ellos, sobre todo al ir llegando los papas y ver que se cerraba la puerta del aula, reflejaba un sentimiento de tristeza: y en mí, causaba un tremendo vacío, al recordar a esos otros niños que nos acompañarán durante toda la vida...muchos de ellos únicamente en la memoria y el recuerdo. En ese instante, recordaba a los papás que en un momento puntual, no podían compartir ese grata compañía con sus hijos: pero en mi cabeza, veía desfilar a muchos más, imaginando a todos esos papás que siguen haciendo lo imposible para hacer compañía a aquellos pequeños que siguen esperando a su familia, para que en un futuro siempre puedan estar juntos, o al menos, cerca. Y también desfilaban por mi mente, todos aquellos pequeños que nunca la abandonan: como en el caso de los papás, algunos conocidos por nosotros y otros no, pero a quienes seguimos soñando con irlos poniendo rostro. 

     A todos esos pequeños: debéis saber que no estáis solos...somos muchos quienes os soñamos; y por eso, nunca seréis invisibles al mundo, a pesar de ser tan complicado poder ofreceros lo que tanto necesitáis, y que en muchos casos ni tan siquiera podéis aún imaginar. Todos sois anhelados; y vuestra soledad, es el dolor de nuestros corazones. Quizás sea complicado comprender para muchos; pero no para quienes en algún momento tuvimos ocasión de compartir nuestras vidas con aquellos pequeños que viven esperando conocer a quienes les permitan ser niños y disponer de un futuro...de aquellos pequeños que también a nosotros nos dieron la vida, convirtiéndonos en sus padres. 

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