domingo, 6 de enero de 2013

Día de Reyes...sin el mejor de los regalos

     Yo no quiero ningún regalo...que me pueda provocar emotividad excesiva: soy duro, pero llevo mucho tiempo imaginando éste día...pero de otra manera.
     Tampoco tengo alegría de regalar: siempre ha sido para mí un desafío, un objetivo ilusionante, poder conseguir a cada uno, su regalo especial...que le haga feliz al destinatario. Éste año, el pensamiento está en otro sitio: aun sin darnos cuenta, el subconsciente nos hace vivir muy lejos de aquí...lo único que quiero es que, poco a poco se cumpla nuestro deseo y poder sentir éste día como algo especial, con la ilusión que requiere y con el sentimiento que siempre ha despertado en mí. Que me perdonen todos a los que tanto quiero, pero éste año, el regalo por el que suspiramos, vendrá con retraso...y con él, el vuestro. Pero éste regalo, ahora tiene un nombre, aunque no sepa si de niño ó de niña...
     Hasta el roscón de Reyes, me sabrá distinto: no lo veo con las ganas de un goloso como yo. No pienso en el momento de llevármelo a la boca, sino en el momento en que él (ella), lo pruebe por primera vez. Lo probará de todos los sabores, pero para estar seguros de cuál es el que más le gusta...y viviremos el día de Reyes con la inocencia que requiere...

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