miércoles, 27 de marzo de 2013

Semana Santa...de espera.

     Hay días positivos, y días en que trato de ver lo positivo. Hay días que parece que no existe motivo, pero acabo el día buscándolo, y aunque no lo encuentre, he mantenido la esperanza hasta el último momento. Hay días que sin motivo, parece que se nos cae el cielo encima: puede ser, porque al no haber ese aspecto positivo ó esa posible noticia que te alegre y te mantenga activo, la cabeza continúa trabajando sola...Ante días como la Semana Santa, en que parece que todo se detiene (es lo que nos pasa a quienes estamos continuamente esperando noticias), no cuentas con esa noticia sorpresa: como si nada bueno pudiera ocurrir.
     Sí es cierto que, ante la falta de noticias desde que firmamos, hemos aprovechado para ver a los amigos que, en unos casos están como nosotros en sus respectivos procesos; y en otros casos, nos alegran con su presencia y la de sus pequeños, que nos hacen soñar...
Hay veces que, teniendo a esos niños cerca, te embarga la emoción y a veces incluso, la necesidad ó el deseo íntimo de tener a nuestr@ pequeñ@ cerca, para llenar ese vacío que te queda al volver a casa y seguir, simplemente esperando.
     Quizá muchas veces da la impresión de que falta motivación para decidirte por hacer algo distinto, por salir de la espera y darte un respiro necesario; pero todo te recuerda lo mismo...las compras carecen de sentido, porque lo que apetece es ver ropa, pero de niños, y que no puedes imaginar por tratarse de alguien tan cercano, y a su vez tan desconocido. Tampoco puedes pensar en otras necesidades, ya que no se conocen. Aun así, seguimos impulsados a conocer (e incluso a sufrir graves tentaciones de comprar) qué tipo de habitación, carro, cama ó cuna ó incluso ropa, serán necesarios dependiendo de la edad, tamaño y sexo del que se trate...también los juguetes de aprendizaje: tiendas dedicadas exclusivamente a los menores, nos esperan con los brazos abiertos, con sus múltiples opciones. Pero aquí estamos, sin poder dar un paso al frente.
     Esperamos unas noticias que, también por nuestra tranquilidad, irán llegando a su debido tiempo: será cuando se abra nuestro expediente en Moscú? ó incluso cuando nos comuniquen la región a la que viaja nuestro expediente?
     Lo único seguro es que, cuando en su día tengamos noticias; vendrán todas juntas...en 10 días, habrá cambiado nuestra vida para siempre; y la de un menor que espera sin imaginar ni darse cuenta del cambio que se producirá también en su vida. Recorreremos miles de kilómetros, con una sola ilusión y objetivo: conocer a nuestr@ hij@. Durante esos días, pasará de ser todo desconocido, para ser algo tan claro como el agua, por lo menos, a nuestros ojos: cuando esa incertidumbre llegue en forma de fotografía, y aunque llegue descolorida y con pocos datos, ya seremos capaces de poner en marcha todo el proceso creativo que habrá permanecido latente durante bastante tiempo...el de ir preparando su llegada.
     Ante los días en que no parece que lleguen esas buenas noticias, siempre intento inculcar a los demás, que siempre hay una razón para sonreir, pero hay que encontrarla. Hoy, tomaré yo ésta misma recomendación...y seguiré buscando.
Siempre hay una razón para sonreír. Encuéntrala.

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